El Comercio 20 de febrero del 2009
PUNTO DE VISTA
Después del éxito, ¿qué?
Por: Ben Schneider Empresario *
Al ingresar a un centro comercial, generalmente uno encuentra un mapa que indica: “Usted está acá”, que sirve para orientar al público cómo llegar desde ese punto al destino escogido. Lo mismo pasa en la vida de cada individuo, se sitúa en un punto y planifica llegar a otro. Cada logro será un indicativo de éxito. Pero ¿cuán dispuesto estará a tomar riesgos adicionales para seguir avanzando?
Marshall Goldsmith y Mark Reiter en su estupendo libro “Lo que te hizo llegar acá, no te llevará allá”, desarrollan una interesante propuesta que grafica cómo el gerente exitoso puede generar malos hábitos que muchas veces le impiden reeditar el éxito. Para muchos exitosos, el pasado es el prólogo de lo que viene, piensan que siempre serán exitosos y lograrán esa condición repitiendo las estrategias que les permitieron conquistar el primer éxito. Este planteamiento es incorrecto y se convertirá en un freno para el desarrollo de la empresa.
El primer hábito, se refiere a cruzar la línea entre ser competitivo y el convertirse en un ser que tiene la necesidad imperiosa de demostrar en todo momento, que es el mejor y que siempre tiene la razón, no importando que métodos use para lograrlo.
El segundo se refiere al efecto “sabelotodo”, el exitoso escucha poco, porque cree que siempre tiene un mejor camino para hacer las cosas. A veces, escucha a medias y no toma en serio las opiniones de los demás. Hay quienes hacen comentarios destructivos, no solo no escuchan, sino que ridiculizan las opiniones de terceros, atentando contra la creatividad.
Otro caso lamentable es el tener la necesidad de decirle al mundo lo inteligente que es. También ocurre que opinan cuando están alterados o se vuelven excesivamente negativos. Hay quienes restringen la información. El no compartir la información con los colegas es lo opuesto a generar valor, sobre todo en la denominada “era de la información”.
Otro hábito es el de no dar el adecuado reconocimiento a los colaboradores. Algunos exitosos, en su afán por sobresalir, buscan reclamar créditos por acciones que no les corresponden, o inventan excusas para justificar errores, y tratan de culpar a terceros por ellos.
No hay que aferrarse al pasado citando solo las cosas buenas y haciendo comparaciones odiosas. Esto ciertamente no ayuda a generar los cambios requeridos.
Hay que evitar practicar el favoritismo. Existen gerentes exitosos que tienen incapacidad para expresar su arrepentimiento y, peor aún, no saben mostrar gratitud. Es común en estos casos ver que castigan al portador de malas noticias, en vez de atacar la causa de tal o cual problema.
La obsesión por alcanzar ciertos objetivos puede extraer del individuo sus peores hábitos, que al final atentarán contra la consecución del éxito.
El ser consciente permanentemente de los malos hábitos planteados ayudará a conseguir la excelencia y el reconocimiento de aquellos que lo rodean.
PRESIDENTE DE COM S.A.
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