El Comercio 1 de marzo del 2009
CRÓNICA. FUERZA CON ROSTRO DE MUJER
Con las faldas bien puestas
A una de ellas ya le dicen la “Thatcher”. Las otras no están lejos de parecerse. No se callan nada y eso las hace temibles y a la vez respetadas. Esta vez hablan sus colegas.
Por: Rocío La Rosa Vásquez
Decirle “diablo predicador” a Ollanta Humala, pedirle al entonces presidente Alejandro Toledo que deje de “hacerse el muertito” o recomendarle a su “compañera” Luciana León que se allane a las investigaciones sobre los “petroaudios”, renunciando a su inmunidad o abriendo el secreto de sus comunicaciones, son algunas expresiones que pintan a la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas. Una mujer de carácter fuerte, sin pelos en la lengua y muy directa al opinar. Acaso, como buena chalaca.
Pero no es la única que sobresale por estas características en la vida política del país. Allí están sus colegas Lourdes Alcorta (PPC) y las fujimoristas Luisa María Cuculiza y Martha Hildebrandt.
El próximo domingo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer y, más que un homenaje, este es un pretexto para hablar de ellas, y qué mejor hacerlo con quienes comparten con ellas el espacio político.
MECHE MADRUGADORA
Si hay alguien que puede contestarle el teléfono desde las 5 a.m. y las 24 horas del día al congresista Luis Gonzales Posada es su compañera Mercedes Cabanillas o simplemente Meche.
De ella destaca “su constancia y disciplina en el trabajo”, cualidades que —dice— pueden malinterpretarse como que es temperamental. Y eso que ya fue bautizada como la “Thatcher” del Apra.
“Ella se hace respetar. No se dobla fácilmente”, dice Gonzales Posada. Cuenta que una de las cosas que más admira en ella es su rapidez para tomar decisiones. Y para muestra un botón: no dudó en separar de la institución a una pareja de policías que chocaron borrachos.
Reconoce, sin embargo, que en el fragor de las discusiones políticas al interior de su bancada no son pocas las veces que discrepan. “Muchas veces no pensamos igual, pero cuando se toma una decisión todos actuamos en esa línea”. Sus “compañeros” saben que hay dos cosas que irritan a Meche: la impuntualidad y el incumplimiento de los compromisos.
SIN PELOS EN LA LENGUA
“Miren los modales de estas niñas quechuahablantes. No me dejan hablar. ¡Qué pena! Si hubiera algún otro lingüista, con él podría discutir”. Así criticaba Martha Hildebrandt ante las cámaras de televisión a su colega humalista María Sumire y su proyecto de ley sobre las lenguas aborígenes.
Conocida por quedarse dormida en las sesiones parlamentarias, reconoció que “cabecea” en algunos debates , “para no llorar a gritos por las cosas que se ven, que son de espanto”. Y su franqueza ha ido aun más allá: “Vamos a pasar de un Congreso de otorongos a uno de jabalíes”.
¿Es consciente de su dureza?, le preguntamos. “Soy consciente que proyecto esa imagen, soy como soy, tengo virtudes y defectos. [...] Soy autoritaria con los demás y también conmigo misma”.
Pero ella no es la única que transmite esa dureza, su colega Luisa María Cuculiza no tiene reparos en discrepar incluso sobre el juicio a su líder Alberto Fujimori. “Esto se debe dejar única y exclusivamente en manos del Poder Judicial. [...] Soy una persona que acepta la situación [...] y creo en la justicia de mi país, a diferencia de otros fujimoristas”. Pensar que el propio abogado César Nakazaki no se cansa de hablar del juicio mediático.
En otras ocasiones, Cuculiza fue más directa a la hora de emitir una opinión. Cómo olvidar que llamó “viejo decrépito” a Fernando Vidal, uno de los jueces de la Corte de San José que votó a favor de un nuevo juicio para un grupo de terroristas chilenos.
A pesar de los exabruptos de ambas, ellas cuentan con el aprecio de sus compañeros fujimoristas. Para Renzo Reggiardo, Hildebrandt es una mujer valiosa y un referente para su bancada.
“Aprecio sus consejos, conversamos mucho porque nuestras curules están muy cerca y felizmente en varias oportunidades hemos tenido coincidencias”.
Un poco más informal es su trato con Cuculiza, a quien se refiere como “Lucha” o “Luchita”.
Tampoco se limita en elogios Cecilia Chacón: “Con Lucha tenemos una relación muy especial y no solo de colegas. Sus consejos van más allá de lo laboral. [...] De Martha puedo decir que es sumamente cariñosa, la mejor maestra que una pueda tener”.
¿Y qué puede hacerles perder la paciencia? “A Lucha la molestan las cosas poco claras”, resume Reggiardo. “A Martha le irrita la falta de sentido común o los comentarios no muy inteligentes”, revela Chacón.
DURA Y TIERNA A LA VEZ
Luis Galarreta no se molesta cuando su colega Lourdes Alcorta lo llama “Robocop” —en alusión a sus prótesis de manos— porque “lo dice con cariño”.
Aunque a veces no sea ese sentimiento el que predomine en ella de cara a la opinión pública. El año pasado, por ejemplo, sorprendió al exclamar: “¡No me da la gana de dar información de mis gastos operativos!”. Alcorta se había sentido ofendida con tanto cuestionamiento.
Es precisamente esa sinceridad lo que más aprecia Galarreta de Alcorta, además de su lealtad y firmeza.
Y es esa firmeza la que sale a flote cuando se enoja y eso puede pasar —según recuerda su colega Hildebrando Tapia— frente al doble discurso, la falta de coherencia, o “cuando a los caballeros nos faltan pantalones para decir algo”, apunta Galarreta.
Pero —precisa— ,más allá de eso Alcorta tiene su corazoncito. “Cada dos semanas va cambiando y mostrando la foto de su nieta, como toda abuela orgullosa”.
Una lástima que ni ella, ni Cabanillas, ni Cuculiza (está en México) pudieran responder nuestra llamada debido a sus múltiples ocupaciones, según respondieron en sus despachos.
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