El Comercio 7 de marzo del 2009
PUNTO DE VISTA
Conmemorar sí, celebrar no
Por: Virginia Rosas Periodista
Mañana es el Día Internacional de la Mujer y si usted es de aquellos despistados que creen que se trata de una jornada celebratoria, como el edulcorado Día de la Madre, sepa que esta no es una fiesta, sino un recordatorio en el que las flores, los chocolates y los pueriles ositos de peluche no solo están de más, sino que pueden ser ofensivos. El 8 de marzo sirve para conmemorar la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y por su desarrollo como seres humanos, pues la igualdad entre los sexos está muy lejos de haberse alcanzado.
Las diferencias entre hombres y mujeres subsisten con mayor o menor énfasis en las distintas regiones de este mundo globalizado. La Unesco señala que mujeres y niñas representan las tres quintas partes de los mil millones de desheredados del planeta.
En Francia, el país de los derechos humanos y la igualdad (esta última ponderada en su lema nacional junto con la libertad y la hermandad), las mujeres perciben 27% menos de salario por las mismas actividades de sus pares masculinos, pese a que las chicas han sobrepasado el nivel de estudios de los muchachos y que el 80% de las mujeres entre 25 años y 49 años trabaja.
La situación laboral de las damas, por cierto, no es más halagüeña en esta parte del mundo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe “Tendencias del empleo para las mujeres”, señala que la crisis económica alcanzará más a las féminas en Latinoamérica. Es en América Latina, al igual que en el África, donde las niñas son obligadas a dejar la escuela para ocuparse de las labores domésticas, con lo que se completa el círculo de precariedad femenina ante el empleo.
Pero no se trata solo de desi-gualdades laborales entre el hombre y la mujer. Un informe del Departamento de Estado norteamericano señala que cada año cuatro millones de mujeres caen en las redes de explotadores sexuales. Solo en la Unión Europea se calcula que hay unas 700.000 prostitutas y que el 80% de ellas es víctima del tráfico de seres humanos. Ello sin contar la violencia contra la mujer que ha determinado la creación del neologismo “feminicidio” para designar estos crímenes.
¿Cómo olvidar en este día a las miles de niñas que en África sufren la ablación de los labios mayores y el clítoris en nombre de una tradición que no por antigua es menos repudiable?
En la India, junto con mujeres ilustradas provenientes de las castas más altas de la población, subsisten a duras penas cientos de millones de otras que no valen nada a los ojos de los demás porque no solo son mujeres, sino que son descastadas, intocables.
¿Y qué decir de China, donde la política del hijo único ha empujado a los campesinos a deshacerse de las hijas, creando un desequilibrio tal en la población que ahora hay 30 millones de hombres que no encontrarán pareja en la tierra del dragón?
Si usted occidental, trabajadora y emancipada cree que mañana sí tendrá algo que celebrar, recuerde quién llega cansada del trabajo para hacer las tareas domésticas y ayudar a los chicos con las tareas. Nada más.
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