miércoles, 13 de mayo de 2009

Cultura empresarial, Ciencias Sociales

El Comercio 13 de mayo del 2009
PUNTO DE VISTA

La familia no es el problema
Por: Pablo Montalbetti Ingeniero


La crisis financiera internacional es una realidad. Algunas empresas peruanas están siendo afectadas más que otras. En verdad, el impacto no depende principalmente de la propiedad de la empresa, sino más bien del sector al que pertenecen y su grado de dependencia con el exterior. Sin embargo, la presión puede variar si se trata de una empresa familiar.

Las empresas familiares peruanas no están presionadas, como sí lo están las empresas transnacionales, por políticas corporativas, independientemente del contexto de cada país.

Las empresas familiares no están presionadas por una mayor intervención de la alta dirección, porque ya lo están. En cambio, en las demás organizaciones se ha podido observar una reducción significativa de poderes en las gerencias y jefaturas. Ello genera una doble presión, un desánimo y baja motivación en los responsables de áreas.

Las empresas familiares están más presionadas a retener parientes en un caso de reducción de personal o a no trastocar beneficios que quizá la economía no debería permitir. Estas empresas están más expuestas a la presión de los que la integran por la política de dividendos. Si bien los accionistas de una empresa no familiar también exigen dividendos, la presión de la familia puede ser una variable adicional de tensión para llegar a decisiones muy riesgosas.

En ese sentido, las empresas familiares, aquellas donde el accionista participa activamente en la gestión de la empresa, deberían revisar su plan operacional 2009 y sincerar las expectativas de ventas bajo tres escenarios (el optimista, el pesimista y el moderado) de ingresos y gastos.

No tomar decisiones apresuradas. Presentar el plan a la familia y manejar las expectativas en función de los escenarios. Cuidado con generar sobre expectativas basadas en la performance de mejores épocas.

Fortalecer la labor de dirección a través de un soporte externo, con el fin de validar de manera más objetiva y no contaminada los planes, enfoques, acciones y consistencias en las decisiones. Muchas veces la alta gerencia y la presidencia del directorio recae en la misma persona y lo que hoy se requiere es fortalecer la toma de decisiones y reducir el riesgo de errar en cada resolución.

Fortalecer los comités de gerencia a través de revisiones más intensas, sustentadas y frecuentes. Innovar y desarrollar nuevos productos o servicios muy focalizados, que permitan sustituir caídas en las líneas más tradicionales. La prioridad y determinación debería caer en el responsable de la familia en la empresa.

No perder la fe en la planificación, tanto operacional como estratégica. La necesidad de hacer ajustes no significa que ya no sea válido. Ello se llama flexibilidad en la planificación.

Las empresas familiares son el eje de la economía y en sus manos está el futuro de muchas de ellas. Respondamos a estos retos, mantengamos la hegemonía y demostremos que la organización familiar es capaz de alcanzar, en las coyunturas más complejas, la mejor performance.

DIRECTOR DE MBA DE LA UPC.

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