martes, 11 de agosto de 2009

Ciencias Sociales

El Comercio 11 de agosto del 2009
La brisa ajena
Por: Luis Solari de la Fuente*

¿Alguna vez ha estado al lado de una persona que se está abanicando y le ha llegado a usted algo de la brisa ajena?

Para el burócrata, el gasto y la inversión pública son como la brisa propia del dueño del abanico; el gran logro: cortar cintas e inaugurar e inaugurar.

La inversión pública, que “pesa menos que 5% del PBI” (Eduardo Morón, El Comercio, 8/8/2009), es como brisa ajena de abanico a nuestro crecimiento económico. Ni a Hoover, Roosevelt, Gerald Ford o Bush, en EE.UU., ni a Japón, les sirvió para salir de las crisis económicas, escribí en febrero.

Ramey, economista de la Universidad de California (San Diego), estima que US$1 de gasto público genera US$1,40 de PBI. Christina y David Romer, de la misma universidad, pero en Berkeley, estimaron que US$1 de reducción de impuestos genera US$3 en el PBI. Christina ha sido designada presidenta del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca.

China, con una economía estatalmente planificada, está llevando a cabo con inusitado éxito su plan económico anticrisis. 60% es gasto público, 29% es ayuda al consumo privado de la población rural y el grupo urbano de ingresos reducidos, y 11% es ¡reducción de impuestos! La inversión en equipos y maquinaria: 17% de reducción del IGV (BBVA, mayo 2009)

Qué rápido aprenden los chinos. ¿Y nosotros? Seguimos con un keynesianismo apabullante y excluyente. No hay que olvidar que Keynes fue prominente miembro de la sociedad eugenésica de su país.

No es el Estado quien sostiene las salidas a las crisis económicas, mediante la inversión pública. El principal esfuerzo lo tiene el sector privado. Por eso en la generación de nuevo empleo juega un papel crucial la reducción de impuestos, ya que es la fórmula magistral de soporte a este sector, además de estimular la creación de nuevos centros de trabajo.

“Como provinciano tengo una visión descentralista de la acción política y del Estado, habilitadora de la justicia social”, ha dicho ayer el primer ministro Velásquez. Felicitaciones por la vocación y la honestidad al declararla.

Si es así, nuestro primer ministro no debe dejarse influenciar por los keynesianos, y tampoco por los que creen que la justicia social es aliviar al pobre, convirtiéndolo en más dependiente del Estado y del poder político.

También, debe volverse impermeable a los que creen que se podría utilizar las necesidades del pobre para que trabaje gratis haciendo las obras de infraestructura que necesita, y que son responsabilidad de la autoridad pública. La justicia social se sostiene en la irrestricta protección de la dignidad de las personas. A los que van a trabajar haciendo las pequeñas obras, debe pagárseles por su trabajo. ¡Que no reciban la escasez de la brisa ajena!

Y que se cumpla lo dicho acerca de que van a trabajar de la mano con sus autoridades. ¡Siempre unir, nunca separar!

La verdadera justicia social busca la libertad. La libertad del pobre de estar sujeto al poder. No basta con derechos sociales, civiles y políticos. Hace falta modificar los sistemas individuales de producción, por los asociativos. Derechos económicos: aumentar los ingresos de los pobres. Es hora de que el primer ministro reglamente las normas que para tal fin esperan ¡desde el 2004!

Velásquez Quesquén dijo ayer que somos “un país construido desde abajo”. Así es, nunca desde el Estado.

(*) Ex primer ministro
Véase además en archivo vertical otros articulos similares bajo Peru,Política y Gobierno, 2006

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