lunes, 21 de septiembre de 2009

Ciencias Sociales, Ciencias

El Comercio 20 de setiembre del 2009
UN MUNDO SIN CARBONO

Copenhague: el acuerdo para salvar al planeta
Por: David Miliband*

El politólogo Raymond Aron se refería a la “negligencia benévola” en la política como aquellas buenas intenciones que se obvian por falta de atención. Ese es el peligro que enfrentamos hoy en el tema del cambio climático.

En menos de tres meses, la cumbre de la ONU en Copenhague, tomará decisiones que determinarán el futuro del planeta, pero el acuerdo está en peligro. Preocupados en la recuperación económica, el peligro es que sea muy tarde cuando se quiera atender el problema. Por eso el Reino Unido ha iniciado una nueva iniciativa diplomática con Francia, Finlandia, Dinamarca, España y Suecia. Estamos trabajando en cuatro frentes.

Primero, el cambio climático debe salir del marco estrictamente ambiental. Un acuerdo es imperativo para la seguridad nacional y la recuperación económica sostenible. El resultado del cambio climático será migraciones masivas, sequías y escasez de agua, causando pensión y conflictos dentro y entre las naciones. El calentamiento global estará en la agenda del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, sino reducimos las emisiones.

Segundo, necesitamos un acuerdo que pase una prueba: que sea compatible con un mundo donde la temperatura no aumente más de 2 grados centígrados. Las metas del acuerdo de Copenhague deben ser ambiciosas y no deberíamos ceder en este objetivo. Los científicos nos advierten que un aumento de más de 2 centígrados es el punto de quiebre que podría resultar en un cambio climático descontrolado para el planeta.

Tercero, el más grande obstáculo para el acuerdo en Copenhague es encontrar una justa distribución de responsabilidades entre las naciones desarrolladas y en vías de desarrollo. El mundo rico carga una responsabilidad histórica y debe cortar sus emisiones entre 25% y 40% para el 2020. Pero el mundo en desarrollo será responsable de gran parte del aumento de las emisiones en el futuro y sufrirá más el costo del cambio climático. El mundo desarrollado necesita proveer del financiamiento y la tecnología para permitir a los países más pobres desarrollar fuentes de energía bajas en carbono y adaptarse al cambio climático. A cambio, los países en desarrollo no deberán hacer un corte general de emisiones, pero deben comprometerse a emprender cambios contrastados en la tendencia de sus emisiones como de costumbre (“business as usual”).

Cuarto, necesitamos un cambio de táctica. Si esperamos hasta Copenhague para revelar nuestras posiciones, no habrá acuerdo o este será insuficiente. Si los países pobres saben que los ricos están preparados para aceptar su responsabilidad, creo que ellos se pondrán a la altura. Necesitamos generar confianza en el camino hacia Copenhague. Ese es el significado de la decisión del nuevo Gobierno Japonés de pasar de una reducción de emisiones del 8% a una de 25% en el 2020. Necesitamos más cambios como este en los próximos 3 meses. Como ha dicho el primer ministro Gordon Brown, necesitamos generar una oferta a los países más pobres —de 100 billones de dólares anuales al 2020— para permitirles empezar la transición hacia la adaptación y el desarrollo bajo en carbono.

El Reino Unido está decidido a mostrar su liderazgo como país y como parte de la Unión Europea. En el mundo, la UE es el primer mercado de carbono, el segundo donante y el mayor mercado individual. El siguiente proyecto de la UE es la unión ambiental, cuyo rol será facilitar un mundo sin carbono.

El cambio climático involucra ciencia, economía y tecnología. Ahora el acuerdo depende de la política. Necesitamos un planteamiento claro y lo necesitamos ya.
Ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido

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