El Comercio 14 de setiembre del 2009
Un balance del terrorismo en el Perú
Por: Jorge Cárdenas Sáez General PNP (r)
Los peruanos de bien tenemos una gran preocupación por lo que significó el terrorismo durante las últimas dos décadas del siglo XX y por lo que hoy vienen perpetrado los rezagos o remanentes de SL en el Alto Huallaga (AH)y principalmente en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE). Por esta razón, me permito realizar un diagnóstico de lo que significa como riesgo el terrorismo en el Perú, al año 2009.
Luego de la extraordinaria gesta realizada por el GEIN-Dircote-PNP en 1992 (captura del líder vesánico y sus más cercanos colaboradores), así como las importantes capturas realizadas por las diversas unidades antiterroristas Dircote-PNP de los demás líderes y células de combate más importantes militarmente hablando, el accionar armado se ha circunscrito al AH y al VRAE. ¿Pero sabemos qué está pasando en las demás regiones? ¿Cuál es la situación de sus principales líderes en prisión? ¿Conocemos cuántos líderes ya han obtenido libertad por penas cumplidas, por indulto o amnistía o por supuesta falta de pruebas? ¿Conocemos hasta qué punto se han reinsertado en el seno de la sociedad los que han obtenido dicha libertad? ¿Conocemos quiénes no se han reinsertado a la actividad lícita de la sociedad y, por el contrario, quiénes vienen actuando subrepticiamente contra el Estado Peruano, creando condiciones idóneas para posteriormente desarrollar de nuevo acciones armadas? ¿Conocemos cómo vienen trabajando en sectores de importancia, como es el universitario, estudiantil y en las organizaciones de masas? Procuraremos dar respuesta escueta a estas interrogantes:
1. Desde el inicio de la lucha armada (1980) a la fecha se han materializado unas 33.000 acciones terroristas en el ámbito nacional, de 1980 al 2000 unas 30.000 y del 2001 a la fecha 3.000, de las cuales 10% aproximadamente fueron acciones armadas y 90% acciones de propaganda.
2. Del 100% de encarcelados, casi un 90% ha sido puesto en libertad por diversas razones (pena cumplida, absueltos, indultos, etc.). Solo entre el 2000 y el 2009 fueron liberados 1.800 delincuentes terroristas.
Según las estadísticas de la delincuencia común, de cada 100 delincuentes liberados, 75 retornan a prisión al siguiente año por la comisión de nuevos delitos. Por ello habría que preguntarse ¿cuántos liberados por terrorismo se han reinsertado realmente al seno de la sociedad, adoptando una vida correcta y cuántos permanecerán bajo las fauces del terror, realizando acciones de manera subrepticia?
La Dirección contra el Terrorismo (Dircote) tiene registrados casi un millar de liberados por terrorismo que hoy ejercen el magisterio en diversas latitudes del país, algunos incluso dictan cátedra y han asumido altos cargos en el ámbito universitario. La ley prohíbe que la policía o el sistema de inteligencia haga seguimiento de estas personas, lo que hace mucho más difícil la labor antiterrorista.
3.También tenemos que una gran cantidad de ex delincuentes terroristas son hoy dirigentes de organizaciones populares (rondas campesinas, casas de ALBA, casas de amistad, movimientos como Patria Libre, asociaciones de familiares de presos políticos, asociación cantuteña, sindicales, miembros de diarios como “Primero de Mayo”, etc.). Por ello es que las movilizaciones sociales (que en muchos casos son justas) son cada vez más violentas y con estrategias dirigidas por abogados democráticos y líderes que desde la prisión orientan formas de acción, que les permiten eludir la acción de la policía antiterrorista y más fácilmente la de las demás unidades policiales.
4. Además los órganos de inteligencia y la Dircote conocen de muchos líderes que han viajado al extranjero, principalmente a Bolivia, recibieron el amparo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados y pueden desarrollarse libremente en el contexto internacional, manteniendo conexiones con el país y sus compañeros.
5. Este problema se agudiza si vemos que las nuevas generaciones de policías virtualmente no han conocido del accionar demencial de estas organizaciones y solo tienen idea a través de la información documentada sobre cuán terrible fue para el Perú convivir con el terror.
El problema se torna mucho más grave y peligroso si a ello agregamos que la Dircote, en los últimos 10 años, se ha visto disminuida en casi un 50% de su potencial humano, en términos cuantitativos y en un porcentaje mayor en términos cualitativos; y que luego del descalabro del sistema de inteligencia en el país, como consecuencia de la delincuencial gestión de los últimos 10 años del siglo pasado, eso motivó que el sistema tenga que reconstruirse prácticamente de cero.
Los peruanos debemos ser conscientes de que tenemos potencialidades valiosas en el nivel policial y en el sistema de inteligencia, el que viene reconstruyéndose progresivamente. Pero estos esfuerzos devendrán en estériles si no les otorgamos las herramientas y los recursos necesarios para que realicen una mejor labor.
Considerando la magnitud del conflicto social, si no actuamos responsablemente y procurando una solución definitiva, me permito señalar que la solución del problema no solo está en el sector Interior. Con apoyo de las FF.AA. se hace necesario un liderazgo con una estrategia global, que debe ser asumida necesariamente por quien tiene autoridad y facultades para hacer que los diferentes sectores actúen coordinada y cohesionadamente; que tenga capacidad de convocatoria en los niveles regionales y locales, así como en la actividad privada; y que deje de pensar en función de gestiones personales o de grupo.
Que tenga internalizada la idea de que el objetivo es nacional, que el interés es de las grandes mayorías de peruanos de bien y que solo con seguridad y tranquilidad atraeremos a inversionistas nacionales y extranjeros.
Tenemos potencialidades que debemos encaminar mejor para la construcción de un mejor futuro para las generaciones venideras.
Ex director general de Inteligencia del Ministerio del Interior
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