El Comercio 9 de noviembre del 2009
NUESTRO NULO CRECIMIENTO POLÍTICO
Paradojas que estremecen
Por: Carolina Benavides Piaggio *
Los voceros oficiales y los medios de comunicación nos aseguran que vamos estupendamente bien, que las cifras macroeconómicas son punteras en la región, que la rentabilidad de la bolsa es de las más altas del mundo, que se encogen las cifras de la pobreza extrema, en fin, que los peruanos debíamos rebozar de júbilo ante tan halagüeño panorama.
Sin embargo, lo que genera estas noticias es un fiero impacto que surge del contraste radical, tanto con nuestra percepción cotidiana como con el seguimiento de los acontecimientos políticos y sociales, y con la confrontación con compatriotas angustiados, jóvenes con escasas perspectivas y ancianos desamparados. Un escalofrío recorre nuestro espinazo y un amargo desasosiego emerge como nubarrón que ensombrece nuestro trajín.
Nos enteramos, por los diarios, de hechos insólitos, tales como el dictamen de un juez que exculpa a la congresista que convocó a un empleado fantasma, con el argumento de que aquel fue contratado por la oficina de recursos humanos. Acto seguido, con gesto solemne y talante pomposo, colegas de la inculpada dejaron establecida la obligación de los “demócratas” de aceptar, sin réplica, las decisiones del “soberano” Poder Judicial.
Es una trama aberrante que se aprovecha del despiste de peruanos sumidos en la lucha por la sobrevivencia, que no les deja espacio interior para percatarse del real significado y mucho menos de las secuelas psicológicas de lo que con la mayor hinchazón y sin ninguna vergüenza les transmiten los encumbrados personajes de marras.
En el otro extremo están aquellos que a sabiendas de lo que se cocina acatan con verbosa incondicionalidad u ominoso silencio lo que consideran “indispensable para el sistema democrático”. El hecho que confunde aun más a los desorientados y, por tanto, los desestabiliza psíquicamente es la destrucción del sentido, la incoherencia. Los portavoces del entramado exigen, con tono imperioso, respetar fallos inadmisibles inducidos presumiblemente por ellos mismos. Esto es, dar por bueno tanto el contenido del dictamen como el procedimiento manipulador. ¿Bajo estas circunstancias podemos aspirar a que millones de inadvertidos se den cuenta de la manera cómo los manipulan y de que las explicaciones que les proporcionan constituyen una ofensa a su inteligencia?
Estas líneas brotan del apego a mi terruño, a tantos seres queridos y a tantos entrañables desconocidos.
El notable poeta mexicano José Emilio Pacheco expresa con suma claridad lo que yo alcanzo a balbucear: “No amo el fulgor abstracto, lo inasible de mi patria. Pero daría la vida por diez lugares suyos, cierta gente, puertos, bosques de pinos, fortalezas y tres o cuatro ríos”. Del mismo modo que Pacheco se conecta con lo mejor de México, anhelo alcanzar algún nivel de solidaridad crítica con lo genuinamente valioso de nuestro país.
[*] Nexos Voluntarios
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