viernes, 11 de diciembre de 2009

Ciencias Sociales

El Comercio 11 de diciembre del 2009

ENTREVISTA. PAUL DANOS
Hay que mejorar la labor de regulación
Por: Alberto Limache Ramírez

Los primeros signos del fin de la crisis internacional van surgiendo de a pocos y el mundo comienza a recoger las lecciones aprendidas tras ella. El ámbito académico es uno de estos campos. A raíz de una cita de egresados, en Lima, conversamos con Paul Danos, decano de Tuck School of Business Administration, que pertenece a Dartmouth College. Ubicada en New Hamp- shire, EE. UU., Tuck fue fundada en 1900 y es una de las escuelas de negocios más antiguas del orbe.

Parece que la crisis financiera global está terminando. ¿Cómo se reflejó esta crisis en la enseñanza de las escuelas de negocios del mundo?
Creo que la crisis reveló que muchos de los ejecutivos que se entrenaron en las escuelas de negocios del mundo tenían un problema entre el pensamiento y su alma. Las escuelas brindamos los cursos que desarrollan las habilidades funcionales de los ejecutivos con mucha profundidad, pero la realidad evidenció muchos errores de entendimiento que llevaron a una mala aplicación de las teorías. Esto nos reveló muchas brechas de ética y de liderazgo en nuestros egresados, quienes fueron finalmente los protagonistas de esta crisis.

¿De qué manera concreta se percataron de que existía esta brecha?
Hicimos investigaciones en las que nos percatamos de que algunos líderes de la banca estadounidense y de los reguladores del mercado comprendían la teoría, pero no entendieron su responsabilidad con la sociedad. Y creo que algunas escuelas de negocios no tuvimos el coraje de cuestionar esto, y de ver en ello una oportunidad para mejorar el entrenamiento de liderazgo de nuestros estudiantes. El énfasis lo pusimos en la profundidad del análisis y en las habilidades ejecutivas funcionales. Este es un tema que ya estamos corrigiendo.

¿Cómo se expresa ese poco entendimiento del compromiso social de los empresarios?
En las escuelas de negocios entrenamos expertos en flujos financieros, teorías y resultados, y en muchas casas de estudios la tradición es construir confianza. En algunos casos, esto fue traducido a un audaz márketing de ideas. Se aplicaban los modelos de gestión y se vendieron ideas sin reflexionar en las circunstancias y las consecuencias de esas decisiones. Creo que las escuelas de negocios, no solo en Estados Unidos sino en otras partes del mundo, se tomaban poco tiempo para entender los profundos cuestionamientos del espíritu.

Lo que usted comenta explicaría los muchos casos de prácticas reñidas contra la ética que se revelaron a medida que la crisis se fue esparciendo por el mundo.
Efectivamente. Pero aclaremos que no me refiero a prácticas poco éticas o actos de deshonestidad como robar (que seguro también ocurrieron en esta crisis). Me refiero a irresponsabilidad. Muchos ejecutivos honestamente creían en el modelo vigente bajo el cual se desempeñaban, y no lo cuestionaban. Por ejemplo, Alan Greenspan, al frente de la Reserva Federal, admitió que su mayor error fue aceptar la teoría de que los mercados se iban a autorregular. Y yo digo que fue irresponsable creer en eso a ciegas.

¿Cómo balanceamos la importancia de los principios éticos que usted comenta en un mundo que nos exige ser más competitivos?
Creo que, fundamentalmente, hay que mejorar la labor de los organismos reguladores. Ellos tienen la responsabilidad primordial de controlar las malas prácticas en el mercado. Por ejemplo, en el sistema financiero de hoy no hay sustituto para su regulación. Pero esto requiere de mucho trabajo y es un camino realmente difícil. Recordemos que parte de la crisis financiera global, que estalló a finales del 2008, también se produjo porque los reguladores fueron perezosos y no hicieron un adecuado análisis de lo que estaba sucediendo en sus mercados.

Según lo que nos explica, ¿hacia dónde se orienta hoy la enseñanza de negocios para los ejecutivos?
Se dirige a buscar un equilibrio entre las habilidades operativas y los principios éticos. En las universidades de Estados Unidos estamos siendo muy estrictos en solicitar requerimientos éticos y de liderazgo a todos los alumnos que postulan a nuestras escuelas de negocios. Por ejemplo, en el caso de Tuck, se ha establecido como requisito que cada estudiante cuente con un “feedback” positivo de su empleador antes de entrar a nuestro programa. Además, la mitad de nuestros profesores incluyen algo de ética en sus cursos.

¿Cree usted que con ello sentamos las bases que nos alejen de nuevos escenarios de crisis financiera como los que el mundo está superando?
Ciertamente. Así como aprendimos las lecciones de lo sucedido en la crisis de 1932, creo que hoy el mundo es más capaz de evitar las malas prácticas corporativas. Pero, en forma paralela, creo que necesitamos mejores reguladores. Esta es una preocupación global. El mundo de las finanzas es peligroso pero necesario. Por eso, pienso que requerimos de una regulación más estrecha para este tipo de actividades. Tengamos en cuenta que hoy sería impensable aplicar la filosofía de autocontrol de los mercados como la que estaba en vigencia bajo la óptica de Alan Greenspan.

LA FICHA
Nombre: Paul Danos.
Edad: 66 años.
Cargo: Decano de la Escuela de Negocios Tuck, puesto que ocupa desde 1995.
Estudios: Egresado de la Universidad de Nueva Orleans, en 1964 y MBA en la misma universidad, en 1968. PhD de la Universidad de Texas, en 1974.
Experiencia: Director de empresas como General Mills y BJ’s Wholesale Club Inc., entre otras.

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