El Comercio 9 de diciembre del 2009
LECTURA DEL NOBEL. Herta Müller
Escritora recorre las heridas del siglo XX
GRAN RETRATISTA DE LA EUROPA SOMETIDA POR EL COMUNISMO, LA ESCRITORA OFRECIÓ UN EMOTIVO DISCURSO ANTES DE RECIBIR OFICIALMENTE EL NOBEL DE LITERATURA DE LA CASA REAL DE SUECIA
ESTOCOLMO [EFE]. La escritora rumano-alemana Herta Müller recorrió ayer en Estocolmo, con un descorazonador juego literario, las cicatrices de su existencia, que no son otras que las de la historia del siglo XX, durante un discurso previo a la entrega del Nobel de Literatura, titulado “Cada palabra sabe algo del círculo vicioso”.
“Los objetos no saben su propio material, los gestos no saben sus sentimientos y las palabras no saben las bocas que las hablan. Pero para estar seguros de nuestra existencia, necesitamos los objetos, los gestos y las palabras. Cuantas más palabras nos permiten usar, más libres nos volvemos”, resumió Müller en la sede de la Academia Sueca.
La escritora, nacida en Rumanía en 1953, expresaba así el doble filo de su instrumento de trabajo, la palabra, argamasa de una obra con piezas como “El hombre es un gran faisán en el mundo”, pero que le fue negada bajo la dictadura de Nicolae Ceausescu.
Así, una sola palabra, “pañuelo”, le sirvió en su discurso para hilar una vida marcada por la intersección del nazismo y el comunismo: la de la comunidad suaba que cargó con las culpas del primero y fue azotada por el segundo. Desde 1987, Müller vive en Berlín y su premio coincide con los 20 años de la caída del muro.
“¿Has cogido un pañuelo?”, le preguntaba su madre cada mañana antes de salir de casa. “Era una muestra indirecta de afecto”, decía, dentro de un entorno familiar tan opresivo como describió en “En tierras bajas”, relatado desde una mirada infantil, y en el que las palabras más comunes levantaban una cotidianidad irrespirable.
Ese mismo pañuelo se convertía en su discurso en esa oficina de una planta de manufactura de la que fue despedida tras ser acusada de espía, al no querer colaborar con el servicio secreto de Rumanía. “Puedes defenderte de un ataque, pero no puedes hacer nada contra la calumnia. Cada día me preparaba para cualquier cosa, incluida la muerte. Pero no puedes estar lista para esta perfidia. No hay entrenamiento para hacerla tolerable. Te llena de mugre”, reconoció.
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