jueves, 18 de marzo de 2010

Ciencias Sociales








PUNTO DE VISTA
La plata asustada
Por: Carlos M Adrianzén Economista*
Jueves 18 de Marzo del 2010
Existen algunas relaciones fundamentales en toda economía moderna. Una de ellas es la asociación positiva que existe entre el riesgo y el retorno de cualquier inversión. De hecho, toda inversión enfrenta la posibilidad de pérdidas, daños o eventos indeseados (riesgo) y estos son mayores cuanto más altas resultan las rentabilidades. Esta meridiana regularidad configura el estándar básico de la teoría financiera contemporánea de la mano con tres premios Nobel de Economía: Sharpe, Markowitz y Arrow.
Más allá de la pretenciosa matemática que la acompaña, su contrastación es inusualmente cercana a cada uno de nosotros. Por ejemplo, aquellos que resultaron esquilmados apostando por ganársela fácil en CLAE (esa institución informal que explosionó dieciocho años atrás) o aquellos otros que le prestaron al pariente que les ofrecía una mina de oro (y también perdieron todo lo invertido), lo saben bien. Quién le ofrece mucho, en la mayoría de los casos, está mintiendo.
De la mano con esta regularidad, vale la pena destacar que siempre existirán estafadores, soñadores, vendedores de cebo de culebra, políticos miopes u otros personajes que tratarán de convencernos de que aquí, esta vez, en este caso especial, este principio no se aplica. Por eso recuérdelo bien: si usted libremente cae y olvida que retorno alto va con riesgo alto, pues no se queje. A llorar al río.
Pero ¿por qué extraña razón —así de pronto— este columnista enfoca este principio elemental? Aunque su validez sería una razón suficiente, esta vez se la recuerdo porque justamente es fácil olvidar y porque hoy resulta poco probable que usted señale un solo analista local que destaque inquieto la abrumadoramente elevada rentabilidad de la bolsa limeña. Estimados directos de la rentabilidad anualizada real asociable a los índices general, selectivo e incluso al novísimo inca contrastan rentabilidades que fluctúan entre 100% y 80%. Ni CLAE en su mejor momento.
¿Explicación? La rentabilidad de la BVL refleja errores garrafales de regulación estatal. Hoy las AFP disponen apenas de una veintena de instrumentos locales para diversificar el riesgo de los ahorros previsionales de los trabajadores y sufren de un arbitrariamente bajo límite para invertir en el exterior (límite que actúa como una prohibición fáctica a diversificar globalmente riesgos).
Con quienes ingresan libremente a la bolsa no hay ningún problema. Este sí existe en el caso de las AFP, las cuales estarían regulatoriamente obligadas a exponer en la BVL una porción significativa de los ahorros previsionales privados. Por esto, su actual exposición bursátil debe ser diversificada. No olvidemos que tanta rentabilidad siempre va con tanto riesgo. Aquí no caben sorpresas.
(*) Director de la Escuela de Economía de la Universidad de San Martín de Porres

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