
RINCÓN DEL AUTOR
¿Teta asustada?
Por: Beatriz Boza
Jueves 4 de Marzo del 2010
Las peruanas jóvenes están dando de qué hablar. Kina Malpartida (29), campeona mundial de boxeo, sigue la saga de Sofía Mulanovich (26), campeona mundial de surf. Y la película de Claudia Llosa (33), con la participación de la actriz ayacuchana Magaly Solier (23), está nominada al Óscar. Precisamente el mes pasado, Solier pedía una universidad para su natal Huanta, pedido que refleja una visión de desarrollo basada en el poder de la educación para transformar nuestra sociedad.
En Ayacucho —donde 69.922 personas son analfabetas (frente al 1’359.558 en todo el país), 11.876 niños en edad escolar no asisten al colegio (frente al 511.654 en el territorio nacional) y solo el 19% de la población tiene educación superior—, Solier, con razón, puso nuevamente en el tapete el tema de la exclusión e inequidad social.
Ante el proceso electoral regional y local de este año, y presidencial el 2011, debemos poner en agenda la calidad de la educación en el país y el nivel de acceso a esta, pues ello es vital para el desarrollo de nuestra sociedad. ¿Qué tipo de educación requieren nuestros jóvenes? ¿Necesitamos más universidades? ¿Cuál es la clave que debe priorizar la inversión estatal: infraestructura, capacitación docente o involucramiento de la familia? Con 14 millones de peruanos jóvenes menores de 25 años requerimos más capacitación para el empleo y educación superior orientada a que los egresados consigan trabajo digno y sostenible en el mercado. En esa línea destacan el Tecsup, Senati y la reciente Universidad Laboral de Pachacútec, referentes de capacitación corta con alto impacto en el mercado.
Sin embargo, tan importante como una buena educación superior orientada al mercado es una educación para la convivencia pacífica. Necesitamos aprender a vivir en sociedad. Ello supone aprender a respetar las reglas de tránsito, pagar impuestos, respetar la cola, cumplir la ley, respetar a los ancianos, no coimear, no discriminar, guardar la calma en un sismo, etc. Quizás una adecuada formación ciudadana sea no solo la gran ausente en nuestra sociedad, sino la clave para nuestro desarrollo. Los peruanos siempre hemos sido creativos, trabajadores y hospitalarios, pero para que esa creatividad y esfuerzo se conviertan en valor agregado y generen riqueza en un mundo globalizado, requerimos no solo contar con reglas sino también cumplirlas. Necesitamos educación ciudadana. No vaya a ser que “La teta asustada” gane el Óscar y que, por nuestra cultura de “convivencia combi”, terminemos con turistas asustados.
¿Teta asustada?
Por: Beatriz Boza
Jueves 4 de Marzo del 2010
Las peruanas jóvenes están dando de qué hablar. Kina Malpartida (29), campeona mundial de boxeo, sigue la saga de Sofía Mulanovich (26), campeona mundial de surf. Y la película de Claudia Llosa (33), con la participación de la actriz ayacuchana Magaly Solier (23), está nominada al Óscar. Precisamente el mes pasado, Solier pedía una universidad para su natal Huanta, pedido que refleja una visión de desarrollo basada en el poder de la educación para transformar nuestra sociedad.
En Ayacucho —donde 69.922 personas son analfabetas (frente al 1’359.558 en todo el país), 11.876 niños en edad escolar no asisten al colegio (frente al 511.654 en el territorio nacional) y solo el 19% de la población tiene educación superior—, Solier, con razón, puso nuevamente en el tapete el tema de la exclusión e inequidad social.
Ante el proceso electoral regional y local de este año, y presidencial el 2011, debemos poner en agenda la calidad de la educación en el país y el nivel de acceso a esta, pues ello es vital para el desarrollo de nuestra sociedad. ¿Qué tipo de educación requieren nuestros jóvenes? ¿Necesitamos más universidades? ¿Cuál es la clave que debe priorizar la inversión estatal: infraestructura, capacitación docente o involucramiento de la familia? Con 14 millones de peruanos jóvenes menores de 25 años requerimos más capacitación para el empleo y educación superior orientada a que los egresados consigan trabajo digno y sostenible en el mercado. En esa línea destacan el Tecsup, Senati y la reciente Universidad Laboral de Pachacútec, referentes de capacitación corta con alto impacto en el mercado.
Sin embargo, tan importante como una buena educación superior orientada al mercado es una educación para la convivencia pacífica. Necesitamos aprender a vivir en sociedad. Ello supone aprender a respetar las reglas de tránsito, pagar impuestos, respetar la cola, cumplir la ley, respetar a los ancianos, no coimear, no discriminar, guardar la calma en un sismo, etc. Quizás una adecuada formación ciudadana sea no solo la gran ausente en nuestra sociedad, sino la clave para nuestro desarrollo. Los peruanos siempre hemos sido creativos, trabajadores y hospitalarios, pero para que esa creatividad y esfuerzo se conviertan en valor agregado y generen riqueza en un mundo globalizado, requerimos no solo contar con reglas sino también cumplirlas. Necesitamos educación ciudadana. No vaya a ser que “La teta asustada” gane el Óscar y que, por nuestra cultura de “convivencia combi”, terminemos con turistas asustados.
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