lunes, 7 de junio de 2010

Ciencias Sociales






EDITORIAL

Los retos de la Asamblea General de la OEA

Lunes 7 de Junio del 2010

Amplia es la agenda de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que, en su cuadragésima edición, se inauguró ayer en Lima. El reto de esta cita es mayúsculo por la oportunidad que ofrece para avanzar en el urgente proceso de consolidar al organismo supranacional, en beneficio de la integración y el desarrollo regionales. Son más de 60 los temas propuestos por los países miembros que deberán ser discutidos y aprobados por consenso. No obstante, hay una decena que debería concentrar la atención de los gobernantes y cancillerías asistentes, si realmente se busca trascender de manera efectiva a la acostumbrada retórica que históricamente ha caracterizado las sesiones de la OEA.

Un primer grupo de asuntos urgentes se refiere, sin duda, a las amenazas que ciernen contra los derechos y libertades fundamentales, inherentes al Estado de derecho, pero que están siendo vulnerados en el continente ante la inacción de los gobiernos y del propio organismo interamericano.

Allí están las tendencias antidemocráticas contra las libertades de expresión y prensa, por ejemplo en Argentina, Venezuela y Ecuador, y que amenazan el libre funcionamiento de los medios de comunicación, como ha denunciado Estados Unidos.

Un segundo grupo de temas impostergables se vincula con problemas que afectan la seguridad regional, como el desarme. Como ha sustentado el Perú, se trata de que nuestros países se comprometan a limitar sus adquisiciones bélicas. La propuesta, que forma parte de la “Declaración de Lima, paz, seguridad y cooperación en las Américas”, no busca atentar contra los derechos soberanos de cada nación, sino reorientar millonarios recursos hacia la lucha contra los verdaderos enemigos del desarrollo continental: la pobreza y exclusión social, el secuestro, el narcotráfico y el terrorismo. De otro lado, la OEA no puede seguir mirando de costado los conflictos bilaterales que siguen dividiendo la región, y cuyas crisis periódicamente amenazan la gobernabilidad no solo de los países involucrados sino de toda la región: los problemas entre Colombia y Ecuador, así como las confrontaciones entre Colombia y Venezuela.

Si bien no estarán presentes Cuba ni Honduras, la asamblea no puede seguir de espaldas a lo que sucede en esos países. Mientras el primero ha desairado en más de una ocasión al organismo hemisférico, el segundo sí desea retornar a él, luego de las elecciones democráticas que llevaron al poder a Porfirio Lobo tras el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya.

Se trata, pues, de una agenda mínima que la OEA, bajo la batuta de su reelegido secretario general, José Miguel Insulza, tendrá que debatir en su asamblea en Lima, para demostrar que existe voluntad política para adoptar decisiones gravitantes, más aun en una coyuntura económica como la actual. Y para ello lo que se necesita es que los presidentes, más que las cancillerías, decidan involucrarse más en el futuro de la región.

El Perú anfitrión de la cita saluda a las prominentes misiones que nos visitan y espera ser escenario de acuerdos que contribuyan a la solución pacífica de controversias, el respeto a las libertades individuales y al derecho internacional para fomentar una cultura de paz en la región.


No hay comentarios:

Publicar un comentario