miércoles, 16 de junio de 2010

Orientación y Consejería, Psicopedagogía







LA FAMILIA COMO CENTRO DE VALORES

Padres e hijos

Por: Francisco Diez-Canseco *
Miércoles 16 de Junio del 2010

En la interpretación hessiana de la relación entre padres e hijos, el amor fluye de los primeros a los segundos en forma espontánea y natural pero, en cambio, estos tienen que aprender a amar a sus progenitores: el suyo es un sentimiento adquirido que puede robustecerse o debilitarse en la medida de la propia relación filial y del entorno dentro del cual se desenvuelve.

Aquí hay una explicación parcial para la honda crisis que atraviesa la familia en el Perú, como eje de una sociedad en la cual hay valores esenciales trastocados y en la que, según las últimas cifras y a juzgar por recientes casos sonados, la relación entre padres e hijos se viene deteriorando en forma creciente, llegando aun a niveles criminales.

Otra aproximación al tema podemos encontrarla en la velocidad del tiempo que, más allá de su aparente base cronológica, se ha acelerado en el ámbito psicológico con las sucesivas revoluciones de la comunicación, lo que abre mundos antes desconocidos a niños y jóvenes a edades tempranas y sin la preparación ni la madurez debidas. A lo cual sin duda contribuye una programación televisiva que, pendiente del ráting, relega la defensa de los valores y de la familia y resalta todo lo contrario.

Lo cual se refleja en la falta de comunicación entre padres e hijos precisamente porque los códigos generacionales varían hoy con mayor hondura y velocidad que antaño como lo pude percibir en una concurrida sesión con padres de familia de un distrito al norte de Lima en la cual comenzamos hablando del problema de los jóvenes y concluimos dialogando sobre la crisis de los padres.

En un extremo, la nueva generación se ha convertido en afilada crítica y juez de las acciones de sus padres a cuyo efecto los mecanismos de protección filial creados precisamente como consecuencia de los abusos paternos y maternos permiten, en forma pendular, que estos se apliquen a la inversa.

Otro aspecto central está vinculado a las exigencias materiales de una sociedad consumista fundamentalmente vinculada al éxito social y económico: desde los peruanos sin horizonte que sobreviven en las zonas abandonadas del Perú hasta aquellos de los estratos más altos que gozan de todas las posibilidades, es difícil encontrar un paradigma que no esté vinculado a estos logros que nada tienen que ver con aquellos de la cultura o del espíritu y que contradicen implacablemente nuestra ancestral tradición de solidaridad y reciprocidad.

Esta grave crisis que se ahonda cada día tiene que ser confrontada en forma conjunta por el Estado y la sociedad y amerita una profunda revisión de nuestra política educativa que debe involucrar más que nunca el diálogo entre padres e hijos. Y, ciertamente una vigorosa autocrítica de los medios de comunicación, especialmente audiovisuales.

[*] Presidente del Consejo por el Paz

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