martes, 26 de octubre de 2010

Ciencias Sociales






PUNTO DE VISTA

Peligroso relativismo ético
Por: Diego de la Torre Empresario *

Martes 26 de Octubre del 2010

La diversidad cultural es un activo, no un pasivo. Basta mirar la gastronomía peruana producto de la mezcla sinérgica de nuestras raíces andinas, europeas, asiáticas y africanas.

Asimismo, los japoneses combinaron la ciencia occidental con su predisposición cultural a concentrarse casi patológicamente en los detalles produciendo exitosos procesos de miniaturización en su industria electrónica. Esto no implica que el respeto y entusiasmo por la diversidad signifique neutralidad ética frente a ciertas manifestaciones o impactos de ciertas prácticas culturales.

Por ejemplo, no es aceptable que el modelo económico occidental basado en combustibles fósiles y que ha sacado de la pobreza a millones de personas siga contaminando el medio ambiente y generando serias consecuencias en el equilibrio ecológico del planeta.

Por otro lado, es inadmisible que por respetar la diversidad cultural se acepten las mutilaciones genitales en niñas preadolescentes que se realizan en ciertas culturas. Hay valores universales que están por encima de la diversidad como el derecho a la vida, la integridad y la libertad.

No creo en las elegantes teorías de la antropología marxista en que las estructuras económicas y el contexto geográfico condicionan inexorablemente la superestructura ética e ideológica de una cultura.

Por ejemplo, el reto climático que enfrentan los esquimales, así como la poca diversidad de la oferta productiva de su economía hacían que el “calor” sea un bien muy valorado en su cultura. Debido a este determinismo climático y económico surgió la costumbre de que uno de los mejores regalos que le hacía un esquimal a un amigo era el calor de su mujer en la noche. Esta práctica era ‘ética’ en la sociedad esquimal de acuerdo con las explicaciones de los científicos sociales marxistas. Creo que este fenómeno se puede explicar, pero jamás justificar. ¿Dónde queda la libertad de elección de la pobre señora esquimal? Podemos entender y promover la diversidad cultural, pero no debemos ser neutrales éticamente frente a hábitos y costumbres que claramente van en contra de los derechos humanos o el bien común. Otros ‘científicos’ sociales justifican prácticas de infanticidio o violencia social en ciertas comunidades con elegantes teorías y eufemismos como “peculiar respuesta cultural frente a retos demográficos o asimetrías estructurales”. La sofisticación académica no podrá nunca justificar el asesinato, la violencia ni la coacción de la libertad de una persona. Por eso, bienvenida la diversidad cultural, pero repudiemos el relativismo ético que promueve el “todo vale”.

[*] Presidente del Pacto Mundial en el Perú

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