martes, 7 de diciembre de 2010

Ciencias Sociales







PUNTO DE VISTA

América Latina después de Wikileaks
Por: Juan Velit Granda Internacionalista


Martes 7 de Diciembre del 2010

Los romanos solían encargar la custodia de sus documentos secretos al funcionario de mayor confianza y llamaban al lugar en el que se guardaban estos tesoros Arcana Imperii. Todo parece indicar que Estados Unidos desconoce esta lección elemental de historia.

Para muchos esta filtración de documentos secretos del Departamento de Estado a través de Wikileaks es una suerte de 11 de setiembre para su diplomacia por los efectos devastadores que tendrá. No estoy tan seguro de eso.

Los 251.287 cables filtrados muestran al mundo cómo lo concibe Estados Unidos, desnuda la metodología y las presiones que despliegan sus embajadas en cada lugar del planeta y pone en vitrina a los colaboradores nativos, a los políticos complacientes, a los líderes corruptos, a los combativos sindicalistas o a los banqueros dispuestos a aceptar una recomendación por dinero o por adulación.

Pero la más grande sorpresa que nos hemos llevado después de conocer algunos cables de la compleja trama de las relaciones internacionales que se entrecruzan entre embajadas y su Departamento de Estado es que los términos y las apreciaciones son como las habíamos imaginado.

Después de las primeras sorpresas, todo sigue igual. Ciertamente algo magullados por el descuido, pero el interés es la tendencia natural al ‘voyeurismo’ político al que todos nos inclinamos para conocer qué es lo que hacen los líderes mundiales en solitario. En este caso hemos tenido la oportunidad de mirar a través de la cerradura, hecha por un hacker, y hemos visto lo que habíamos imaginado.

Los grandes secretos que han revelado hasta ahora no han sido sino la percepción personal de los diplomáticos estadounidenses sobre los personajes y situaciones de los lugares donde están acreditados.

A diferencia de los documentos de Afganistán, donde se hacía referencia a excesos de los militares con los civiles, sistemas crueles de interrogatorio y detallados planes estratégicos, sí se comprometía la seguridad estadounidense.

Estos documentos solo exponen percepciones de los diplomáticos, que por otro lado lo hacen todos los diplomáticos del mundo, como parte de su trabajo diario a sus respectivas cancillerías.

Lo que sí podría devaluar estos informes es el nivel de desconocimiento de la realidad histórica, política, social o económica del país donde están acreditados. Lo que sí pone en evidencia es que los analistas políticos o de inteligencia no tienen ni los conocimientos ni su formación académica está a la altura del rol que desempeña su país en el concierto mundial.

Decir que Rodríguez Zapatero es un “izquierdista romántico”, que hay que aislar a Hugo Chávez porque es un peligro, que Cristina Fernández de Kirchner toma pastillas para la tensión y que delegaba en su esposo las decisiones difíciles, que Berlusconi está debilitado moralmente por sus fiestecitas, que México es incapaz de vencer a los narcotraficantes, que el uranio de Bolivia interesa a Irán y otras frivolidades, son solo chismes que cualquier lego los sabe o lo intuye.

Ciertamente lo que Estados Unidos sí ha develado es que el principio que siempre rigió en su política exterior continúa: “Los países no tienen amigos, sino intereses”.

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