miércoles, 1 de diciembre de 2010

Orientación y Consejería







LOS ADULTOS DEBEN FACILITAR LOS BUENOS LAZOS

Vivir con mis hijos y los tuyos
Miércoles 1 de Diciembre del 2010

Las familias cuya formación rompe el molde tradicional de papá, mamá e hijos son hoy más frecuentes. Una de estas formas de hogar es la de las familias ensambladas. La psicoterapeuta Silvia Ochoa explica que ellas se caracterizan por el hecho de que uno o ambos miembros de la pareja tienen hijos de una unión anterior, y constituyen un nuevo hogar, luego de la separación, divorcio o viudez de uno o ambos.

“Se forman sobre la base de pérdidas importantes: separación, muerte de un progenitor y otros cambios relevantes, como la pérdida de la familia anterior, la casa, el barrio, los amigos y los parientes. Por ello pueden enfrentar mayores desafíos emocionales y sociales que los grupos tradicionales”, añade Ochoa.

Estas peculiaridades originan dificultades en la convivencia de las familias ensambladas. No obstante, con un manejo adecuado por parte de la pareja de adultos pueden superarse y lograr una convivencia armoniosa.

En estas familias se integran, súbitamente, en un solo hogar, personas de distinta edad, sexo, costumbres y temperamentos; sin el tiempo y progresión de los que disponen las parejas que se unen por primera vez”, refiere Estela Montenegro, docente de la Universidad Cayetano Heredia.

Se debe facilitar los vínculos afectivos entre los miembros y no esperar que surjan espontáneamente. “Antes de convivir, los padres deben prever las dificultades estableciendo reglas justas, definiendo el uso de los espacios del hogar, la disponibilidad y la distribución del dinero, entre otros. La claridad, el orden y la comunicación ayudarán al proceso de adaptación y establecimiento de una buena relación entre los hijos de distintos padres”, afirma Montenegro.

PUNTO DE VISTA


Consolide los vínculos


Las familias ensambladas tienen un encanto: aquí se juntan hijos que son y no son hermanos, padres que son y no son los progenitores; relaciones que no pasan por el vínculo de sangre pero que funcionan con la complejidad de las familias convencionales. Lo paradójico está presente. Si un hijo se forma desde pequeño en estos grupos, su adaptación será más fácil que si sucede en la adolescencia. Es necesario integrar progresivamente a los chicos para generar un ambiente de comunicación en el que se busque la unidad de las diferencias. La clave es negociar las nuevas reglas, consolidar relaciones pares entre los hijos de ambos y no perder de vista la relación de pareja entre los nuevos padres.


RODNEY WARTHON. PSICÓLOGO Y PSICOANALISTA EN FORMACIÓN

PARA TENER EN CUENTA
Respeto y equidad


Trate a los hijos con equidad y cree momentos para la diversión y la solidaridad, pues el compartir crea y refuerza vínculos. No obstante, no los obligue ni fuerce situaciones, aconseja la psicoterapeuta familiar Silvia Ochoa.

Recuerde que el proceso de adaptación tomará tiempo y requiere paciencia. Por ello –agrega Ochoa–, los padres biológicos no deben esperar que sus hijos acepten inmediatamente a su nueva pareja. Tampoco espere que esta ame rápidamente a sus hijos. No caiga en el mito: “Si me ama a mí, amará a mis hijos”.

Trate a los hijos de su pareja con respeto y comprensión de su adaptación. Sin embargo, cuide los límites y exija ser tratado también con respeto.

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