martes, 12 de abril de 2011

Ciencias Sociales






PUNTO DE VISTA

Robando tu jubilación (II)
Por: Andrés Escalante Economista*
Martes 12 de Abril del 2011


El profesor Adrianzén, en su artículo “Robando tu jubilación”, publicado por este Diario en una columna similar a esta, se preguntó cómo se financiarían las diversas propuestas electorales. Arguyó que para hacerlo, los candidatos apostarían por cualquiera de las dos posibilidades siguientes: i) la ampliación de la base tributaria y/o ii) a través de la creación de nuevos impuestos (e.g., impuestos a las supuestas “sobreganancias” mineras). Indicó que como ninguna propuesta resulta de un análisis económico de costo-beneficio riguroso, su financiamiento implicaría un costo fiscal mayor para el Estado.


Sobre ello me gustaría puntualizar dos cosas. En primer término, se debe indicar que la ampliación de la base tributaria implica incorporar un mayor número de contribuyentes, para lo que habría que: i) generar una mayor cultura tributaria; ii) incrementar la capacidad recaudatoria de parte de la Sunat; y iii) optimizar el sistema tributario. Estas tres condiciones son lamentablemente necesarias pero afortunadamente suficientes para abordar exitosamente la primera posibilidad y dejar de lado la segunda.


En segundo término, debe puntualizarse que habría una tercera posibilidad para financiar estas propuestas mediante el incremento de los impuestos existentes (e.g., volver a subir el Impuesto General a las Ventas, IGV). Lamentablemente, una medida de este tipo representaría, por un lado, una contramarcha a los esfuerzos del Ministerio de Economía y Finanzas por optimizar el sistema tributario y mejorar la gerencia del gasto; y, por otro lado, de tener esta medida algún beneficio recaudatorio, este no se justificaría en términos del costo económico y el malestar social que generaría por la naturaleza confiscatoria del impuesto. En el caso del IGV, por ejemplo, no es del todo claro que exista una relación estadística significativa entre su tasa y la recaudación de este tributo –como la que sí tiene con el crecimiento de la actividad económica–. Esta tercera posibilidad, por tanto, también implicaría un costo fiscal mayor para el Estado.


Agotadas las opciones, concuerdo con el profesor Adrianzén cuando nos advierte del peligro que podrían correr los ahorros previsionales de los trabajadores en las AFP, si se desea gastar asumiendo ingresos fiscales que no llegarían a obtenerse.


(*) Director general de Política de Ingresos Públicos del MEF

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