LA NECESIDAD DE SUCCIÓN EN LOS BEBES
Entre el dedo y el chupón
Para la psicóloga clínica Gisela Hamann, “el recién nacido succiona el pecho materno tanto para alimentarse como para sentir la cercanía y protección de la madre, lo que le brinda una sensación de bienestar”.
Nóblega añade que, con la alimentación, la succión adquiere otro significado para el menor, pues la boca se convierte en un órgano que produce placer y en un medio para conocer el mundo. “Por ello, el bebe siente la necesidad de llevarse las cosas a la boca como una forma de conocer”.
En ese contexto, aparece el chupón. Al igual que el dedo, funciona como una prolongación de dicho placer en los primeros meses. “La succión se convierte en un consuelo y calmante en situaciones que generan ansiedad; es la posibilidad de volver a la seguridad que otorga la cercanía al pecho materno”, refiere Hamann.
Si bien chuparse el dedo o un chupón puede ser visto como una estrategia para aliviar tensiones, el problema surge cuando este se usa a una edad a la cual, socialmente, no se espera o cuando es utilizado en exceso.
“Aunque su uso exagerado puede afectar la dentición del niño, lo más importante es preguntarnos qué representa el chupón o el dedo para este niño y por qué no lo deja”, advierte Nóblega.
Hamann alega que esta situación “puede evidenciar una fuerte sensación de inseguridad para desenvolverse lejos de la madre y una dificultad en el logro de su independencia e individualidad”.
PARA TENER EN CUENTA
¿Cuándo dejarlo?
Aunque no hay edad exacta para dejar de usar el chupón y succionar el dedo, se espera que el hábito se vaya perdiendo entre los 2 y 3 años, y que solo se presente en periodos cortos y momentos difíciles, dice Hamann.
Se debe alentar al niño a usar el chupón cada vez menos, pero sin presionarlo. “Si es él mismo quien decide dejarlo, se sentirá mucho más seguro y habrá menos posibilidad de retomarlo que si lo deja por orden de los padres”, agrega.
Es frecuente que, frente a situaciones nuevas, como el ingreso al nido o la llegada de un hermanito, el niño retome el uso del dedo o del chupón. “Esto será como regresar a una primera etapa en la que succionar implicaba la seguridad materna”, añade.
Una vez que salen los dientes, la succión podría dificultar el crecimiento normal de la boca y la alineación de los dientes.
PUNTO DE VISTA
La opción más higiénica
Por: Eduardo Chaparro*
Si el niño se introduce con frecuencia el pulgar a la boca es mejor darle un chupón anatómico, porque es mucho más higiénico y se esteriliza.
La necesidad de chupar es diferente en cada niño y, generalmente, disminuye con la edad. La mayoría, deja esa costumbre por sí solos entre los 2 y 5 años. Se aconseja alentar el abandono del hábito después de los tres años.
(*) Pediatra de la Clínica Internacional
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