viernes, 8 de julio de 2011

Ciencias, Ciencias sociales






PUNTO DE VISTA

Innovación, tecnología y propiedad intelectual

Por: Óscar Montezuma Panez Abogado (*)
Viernes 8 de Julio del 2011
Andrés Oppenheimer, reconocido periodista, detalla en su más reciente libro “Basta de historias” que en determinados países, cuyas economías dependían de la exportación de productos primarios (como es el caso del Perú), se centraron en el desarrollo de sostenidas políticas educativas que se reflejaron en resultados en investigación, innovación y tecnología, logrando el éxito y la prosperidad económica.
Aplicando dichas experiencias a Latinoamérica, el autor concluye, con mucho acierto, que la región tiene una tarea pendiente.
Mientras mejor sea nuestro sistema educativo y más invirtamos en investigación y desarrollo tecnológico, estaremos en mejor capacidad de enfrentar los retos globales de la sociedad del conocimiento, señala el autor. En el Perú, nos sentimos muy orgullosos por la apertura, el crecimiento económico y la firma de acuerdos comerciales que reportarán beneficios para nuestra exportación de productos primarios pero, ¿estamos haciendo algo para desarrollar y exportar productos y servicios con conocimiento y creatividad local? La respuesta es poco alentadora.
El economista Santiago Roca señala que en el caso peruano, si bien nuestra balanza comercial en la última década es superavitaria, en conocimiento corremos la suerte opuesta. El Perú produce cada vez menos conocimiento y sigue en los últimos puestos de los ránkings educativos internacionales.
Un país que invierte en educación, investigación y tecnología y la convierte en una ventaja competitiva debe contar con un adecuado marco legal que proteja la propiedad intelectual. El Perú cuenta con legislación de avanzada, ya que hemos elevado nuestros estándares de protección a niveles aplaudidos internacionalmente. Pero, salvo el caso del derecho de marcas, la utilización del sistema de derechos de autor y patentes no es aún relevante para los creadores locales.
Por otro lado, no existen políticas públicas para desarrollar industrias creativas y culturales (derechos de autor) y lo que es más grave, tampoco para invertir en investigación, innovación y tecnología (patentes). Nuestro país sigue siendo un importador de creatividad y tecnología y un pasivo exportador de las mismas. Desarrollar políticas públicas para cambiar tal escenario parece ser la ruta adecuada. ¿Qué estamos esperando?
(*) Especialista en regulación de nuevas tecnologías.

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