jueves, 1 de septiembre de 2011

Ciencias Sociales







LA ESPECIALISTA

La publicidad que no se ve

Por: Ximena Vega Amat Y León
Jueves 1 de Setiembre del 2011
Después de meses de estar inmersa en el mundo adolescente, intentando entender lo bueno, lo malo y lo feo de la publicidad desde una perspectiva fresca, mi visión sobre el futuro de la publicidad ha cambiado. Los adolescentes valoran de la publicidad justamente aquello que no puede ser percibido con los ojos.
Marcas que no se muestran de manera deslumbrante y con reflectores enfocados. Logos que se mimetizan hasta perderse, en donde solo una mirada aguda puede descubrirlos. Los adolescentes son perspicaces a grados extremos, lo que yo atribuyo a su esencia tecnológica, aquella que los convierte en nativos digitales, experimentadores de un mundo que antes no existía.
El haber nacido en un mundo interconectado les da una nueva visión con respecto a la publicidad. Son capaces de percibir, casi por osmosis, cuando una marca exagera o sobrevende algunas características. Para ellos, la publicidad tiende a ser demasiado pomposa. Puede mostrarse desconectada y hasta falsa. Incluso sospechan de las marcas que se camuflan en la buena onda, en la simpleza y en el estilo desenfadado del adolescente. En muchos de estos casos, los chicos sienten que todo es una puesta en escena.
Dentro de su vida, todo es aprendizaje. Lo que se aprendió en el colegio o en la universidad se vuelve rápidamente obsoleto. Lo que realmente cuenta es la experiencia de cada día y cómo ellos son capaces de sacar el máximo provecho de lo vivido.
Las marcas que calan realmente en ellos son aquellas que forman parte de su vida, las que han crecido con ellos, las que están en casa, las que se comentan en su grupo de amigos. Valoran la interacción con las marcas en modos no publicitarios. Marcas que se acercan a darles algo de lo cual aprender. Que se diviertan con ellos, con humor inteligente. Que tengan una razón de ser en sus vidas y que les permitan responder rápidamente a sus propuestas.
La tecnología cambió a las personas y las personas cambiarán la publicidad. Por eso siento que la publicidad tradicional que conocemos pronto dará paso a un nuevo esquema, en el que la publicidad será menos parecida a las fábulas de Esopo y se insertará en el mundo real.

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