miércoles, 14 de septiembre de 2011

Ciencias Sociales






FORTALECERÁ NUESTRA POSICIÓN INTERNACIONAL

La necesaria adhesión del Perú a la Convención del Mar

Por: Eduardo Ponce Vivanco Embajador
Miércoles 14 de Setiembre del 2011
El entendimiento con el Ecuador sobre la delimitación de nuestra frontera marítima despeja los obstáculos que dificultaban su adhesión a la Convención del Mar, Convemar, de la que por motivos diferentes el Perú se mantuvo también al margen. Siendo uno de los regímenes jurídicos mejor acabados de Naciones Unidas, tiene especial relevancia para nuestro país: es el tratado que consagró los nuevos espacios marítimos cuya delimitación con Chile es materia de litigio en la Corte Internacional de Justicia, donde la convención se aplica como fuente imperativa de derecho (Ius Cogens).
Los espacios marítimos creados y regulados por la Convemar no existían en 1947, cuando Chile, en junio, y Perú, en agosto, aprobaron los decretos supremos que extendieron su soberanía y jurisdicción hasta una distancia de 200 millas a partir de sus costas. Las decisiones soberanas de ambos países fueron inmediatamente objetadas por varias potencias, pero se reforzaron en 1952, cuando Ecuador se sumó a la declaración que firmaron los tres países en Santiago. Se estableció así un régimen jurídico común en el Pacífico Sur, partida de nacimiento del primer sistema subregional en Sudamérica.
Don Alberto Ulloa, el más destacado de nuestros internacionalistas, sostiene que el objetivo principal de esa declaración –que él negoció como embajador en Santiago– fue evitar que los ribereños del Pacífico quedáramos a la zaga de los estados del Atlántico. Estos unilateralmente establecieron regímenes marítimos para extender sus derechos sobre la extensa plataforma continental que sus costas proyectan en el mar, lo que era aceptable para el Derecho Internacional. La estrechez del zócalo continental en el Pacífico Sur implicaba una situación jurídica desfavorable, porque el mar territorial de la época se limitaba a un máximo de doce millas.
La Declaración de Santiago se concibió, pues, como una base jurídica común para defendernos solidariamente de las incursiones depredadoras de las flotas pesqueras que operaban en aguas internacionales, protegidas por convenciones que las potencias respaldaban. De ahí que varios países formularan reservas expresando que no reconocían sus efectos jurídicos.
El innovador Sistema del Pacífico Sur nació con una comisión permanente y órganos técnicos que funcionaron con eficacia sorprendente. Fueron tan valiosos para los tres países que ninguna de sus numerosas crisis bilaterales menguaron su dinamismo. El vigor del sistema tripartito facilitó nuestro liderazgo en las negociaciones de la Convención del Mar. Desde la presidencia del Grupo de los 77 en Naciones Unidas, el Perú promovió difíciles consensos y batalló para que los fondos marinos allende la jurisdicción nacional –ricos en recursos mineros– se declarasen patrimonio común de la humanidad y fueran regulados por un régimen equitativo para proteger y beneficiar a todas las partes.
En 17 años de existencia, la Zona Económica Exclusiva ha probado ser garantía suficiente para el ejercicio de la soberanía y jurisdicción de los estados costeros sobre sus recursos marinos. Conviene que el Congreso considere el bien fundamentado pedido de 2001, realizado por el primer ministro y canciller Javier Pérez de Cuéllar y apruebe la adhesión del Perú a la convención, como lo recomienda el interés nacional.
A pesar de las mayores restricciones de su legislación y tras una exhaustiva evaluación de expertos, el presidente Rafael Correa anunció meses atrás que Ecuador se adherirá a la Convemar. En un artículo anterior sugerí coordinar con Quito para que nuestros países se adhieran conjuntamente al tratado, en un gesto internacionalmente significativo (El Comercio 29-6-2011). Si Ecuador se nos anticipa en ese paso trascendental, el Perú quedará en una posición singular entre sus socios originarios del Pacífico Sur, lo que no sería deseable para nuestros intereses. En cambio, la adhesión a la Convemar acrecentaría nuestro prestigio en La Haya y sería un factor interesante para revitalizar el Sistema del Pacífico Sur, enriqueciendo la proyección de nuestros países hacia los confines asiáticos de la Cuenca del Pacífico, donde tantas ventajas obtendríamos en el campo de la pesquería y los recursos del mar.
Aunque tardía, nuestra adhesión sería el mejor homenaje a un logro notable de la diplomacia peruana en beneficio de la comunidad internacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario