lunes, 12 de septiembre de 2011

Ciencias Sociales






EL MUNDO ES ILUSIÓN

Comprobación del budismo

Por: Diego Miró Quesada Mejía (*)
Lunes 12 de Setiembre del 2011
El budismo considera que el mundo es una ilusión y que lo único real es un estado en el que el hombre se libra de su yo personal para llegar a un vacío que es la plenitud. A ese estado vacío se le llama nirvana. ¿Pero por qué razón el hombre está atado a tener un yo y reencarnarse? La razón es muy sencilla. La reencarnación depende del karma, es decir, es la consecuencia de las acciones realizadas en esta vida. Para librarse de ella y deshacerse del yo es necesaria la meditación.
El budismo plantea que el hombre ha construido su yo, es decir, el hombre se ha apegado a ese yo, a ese conjunto de características que dice le pertenecen cuando en realidad es solamente nirvana. El sufrimiento del hombre se debe a ese yo. El yo se apega al placer y al dolor, lo cual le causa una gran infelicidad, pero en el Nirvana desaparecen los apegos y con ellos el sufrimiento.
A simple vista parece un poco ilógico que el budismo diga que no existe el yo; sin embargo, utiliza una comprobación empírica para demostrarlo.
Todos sabemos que la ciencia, por ejemplo, se basa en hipótesis que luego son comprobadas a través de la experiencia. Por ejemplo, Albert Einstein teorizó que el espacio era curvo, pero para comprobarlo Arthur Eddington utilizó un telescopio que demostraba que durante un eclipse de Sol la luz de las estrellas se curva.
La razón de ello es muy simple. Se debe a que la gravedad que posee el Sol, como todo cuerpo, curva el espacio. Y hay que tener en cuenta que a mayor masa del cuerpo, mayor es la curvatura. El budismo para comprobar que el yo no existe utiliza un método diferente.
Cuando realizo la meditación con las demás personas que suelen hacerlo conmigo, mi profesor nos dice que busquemos el yo. Como nadie logra encontrarlo –aunque no falta quien dice haber escuchado una voz que asegura podría ser su yo, pero que no está seguro de que así sea–, se comprueba que este no existe.
Es difícil para muchos salir de su esquema mental usual para entender este tipo de cosas, pero vale la pena intentarlo. Dejo al lector su propia interpretación de los hechos.
(*) Estudiante de Filosofía y poeta

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