jueves, 6 de octubre de 2011

Ciencias Sociales






PROBLEMA NACIONAL

El grave problema del narcotráfico

Por: Raúl Ferrero Costa Jurista
Jueves 6 de Octubre del 2011
S abemos bien que el problema de la lucha contra el narcotráfico lejos de avanzar positivamente viene acusando reveses sin que el Estado haya logrado los éxitos que nos permitan ser optimistas en el corto plazo.
La denominada opción cero, esto es, la aplicación de un plan de represión y a la vez de desarrollo alternativo, conocida como el del palo y zanahoria, parece seguir siendo la solución que ofrece el Gobierno dentro de su aspiración por encauzar la lucha hacia logros más concretos.
Los mayores productores de la hoja de coca, es decir, el Perú, Colombia y Bolivia, no han sido capaces de articular una política en común que resulte eficiente contra un flagelo que sigue su curso sin soluciones a la vista.
En el Perú, el cultivo de la hoja de coca no ha disminuido y, por el contrario, el rendimiento por hectárea ha aumentado al doble, triple o cuádruple, según el caso, con relación a la producción del cultivo tradicional.
Esto requiere que se establezca una política integral para el combate contra el narcotráfico, el lavado de activos, la venta de insumos químicos, la erradicación forzosa y la promoción de cultivos alternativos a la hoja de coca.
Si bien se cuenta con recursos internacionales, principalmente provenientes de Estados Unidos, también es cierto que han disminuido en los últimos años a pesar de ser este el país donde más cocaína se consume.
Desde un punto de vista realista, nuestro país tendrá que aplicar mayores recursos a esta lucha, ya que los US$250 millones previstos para los próximos cinco años resultan insuficientes.
Desafortunadamente, el éxito obtenido en Colombia con la erradicación de la hoja de coca nos ha desfavorecido, ya que de un lado la ayuda estadounidense se ha dirigido principalmente a este país andino; del otro lado, tanto el cultivo como la comercialización se han desplazado hacia el sur lo que perjudica a países como el nuestro que viene sufriendo las infortunadas consecuencias.
No cabe duda de que el proceso de sustitución del cultivo de la hoja de coca debe intensificarse, para reemplazarla por el cacao, el café, la palma aceitera, los frutales, etc. Sin embargo, tenemos serias dudas sobre el plan del Gobierno de pagar a los agricultores del VRAE, con el propósito de que dejen de cultivar hoja de coca y así liberen esas áreas para otros cultivos.
El Gobierno tiene pensado en principio aplicar su plan de pagar a los cocaleros para que cambien de cultivos en mil o mil quinientos hectáreas ubicadas en la zona de mayor concentración del cultivo de coca, en la cual habitan alrededor de 350.000 personas.
Sin embargo, como lo han señalado algunos especialistas, esto podría llevar al Gobierno a una disputa de precios con los narcotraficantes, lo que inevitablemente conduciría a una elevación cada vez mayor del precio de la hoja de coca, que nos llevaría a agravar el problema más.
Cualquier programa de erradicación de su cultivo debe estar acompañado por la construcción de ejes de carreteras de la selva hacia la costa, de forma que los productos sustitutorios tengan la oportunidad de acceder al mercado nacional e internacional.
Es poco lo que se puede avanzar si no se logra un nuevo acuerdo más efectivo con Estados Unidos, que es el país donde se genera el mayor consumo.
Se deben intensificar los acercamientos técnicos y políticos para llegar a concertar acciones conjuntas entre los países productores y consumidores (donde se encuentra la oferta y la demanda), de forma que la lucha contra el narcotráfico sea realmente eficiente, más aun cuando este flagelo al unirse con el terrorismo se potencia en el Perú de manera exponencial.

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