CHEHADE Y LOS OTORONGOS
Una raya más sí importa
Por: Fernando Vivas Periodista
Mi presunción es que, más allá de las metidas de pata cometidas por los apuros de campaña, del poco tiempo para investigar procesos judiciales reservados y la urgencia del dinero fresco que empresarios inescrupulosos te entregan sin hacer preguntas ni pedir recibo (solo quieren chapar su curul para convertirse en lobbistas de sí mismos), hay personajes en las filas humalistas y fujimoristas que podrían haber lucrado en la leva de los otorongos.
Por eso, hay que exigir que mientras ‘robacables’ y ‘comeoros’ pasan sin más trámite por la Comisión de Ética –¡pastor Humberto Lay, póngase las pilas!– cada partido nos informe cómo fue su proceso de selección. ¿El que ‘jaló’ a Amado Romero recibió su comisión en oro? ¿El ‘descubridor’ de Eloy Yong y Celia Anicama, la pareja terremoto, tiene sangre en la cara para decir ‘fue mi culpa’ y dar un paso al costado? Los partidos o, si prefieren, sus caudillos, han creado entornos peculiares que combinan militantes, familiares, amigos y abogados que podrían ingeniárselas para llevar sus diversos y contradictorios intereses al terreno legislativo. No olvidemos que el primer escándalo humalista lo protagonizó en Rusia Alexis Humala, hermano del presidente, junto con Josué Gutiérrez, congresista electo por Huánuco. Ese caso podría darnos una pauta para comprender a los otros, incluyendo la reciente denuncia de presunto tráfico de influencias que ha caído sobre Omar Chehade. Por cierto, ¿habrá intervenido este en la leva ‘otoronguil’?
A propósito de los hermanos Humala, Ulises ha opinado que el desprestigio del Parlamento podría motivar ánimos autoritarios de disolución. No lo creo. Un afán de esa naturaleza sería provocado por un Congreso fuerte y opositor, no por uno golpeado y débil que ni siquiera pudo interpelar en regla a Aída García Naranjo. Más que a sus opositores, al presidente le ha de estar provocando disolver a sus hermanos.
Correctivos: El Gobierno debe procesar a la vez y con celeridad el escándalo de Chehade y sus otorongos, comprometiéndose a inhabilitarlos para el ejercicio del poder. El Poder Judicial tiene que actuar con convicción. Los propios congresistas deben impulsar reformas constitucionales para mejorar la plana parlamentaria.
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