miércoles, 15 de octubre de 2008

PROMOVIENDO LA LECTURA






Publicado el 12 de octubre en el suplemento Domingo del diario La República

Lectura Promoción. Pasión por los libros
Por: Nilton Torres V. Fotos: Claudia Alva


Maestrita. Ada cumple con dedicación su labor como responsable de una biblioteca comunal en Carabayllo. Si se demora, sus pequeños lectores le tocan la puerta de su casa.
Había una vez una niña a la que le gustaba mucho leer, porque los libros para ella eran la puerta de entrada a mundos mágicos y pletóricos de historias para reír, llorar y también morirse de miedo. Y tanto le gustaban los libros que un día, como si un hada madrina le cumpliese su más caro sueño, se vio rodeada de ellos y entonces fue muy feliz. Y, colorín colorado, este cuento… apenas ha comenzado. O mejor dicho, el cuento se hizo realidad para Ada Arotinco, una adolescente de dieciséis años que, desde hace tres, tiene el encargo de dirigir la biblioteca comunal del asentamiento humano Huascarán, en el distrito de Carabayllo. Un lugar al que decenas de niños y niñas acuden tres veces por semana, y allí aprenden a dejar volar su imaginación a través de aquellos objetos que poco a poco han ido perdiendo la categoría de "útiles escolares".
"Los libros no sólo sirven para hacer las tareas, también te puedes divertir con ellos", dice Ada, quien es una celebridad en su barrio al formar parte de un grupo de hombres y mujeres a los que llaman Promotores de Lectura, y que han asumido la misión de llevar los libros a la gente. ¿Su meta?, que los peruanos se conviertan en ávidos lectores, pese a que las estadísticas, como los ogros de los cuentos, nos enrostren todo lo contrario.
Ada madrina
Jessica lee atenta un cuento, "La doncella que quiere conocer el mar". Jessica tiene once años y está en quinto grado de primaria. "Me gusta esta historia, porque ella sueña con el mar y que allí va a encontrar la felicidad", dice la pequeña sin despegar sus ojitos chinitos del libro. A su lado, media docena de chiquillos, de distintas edades y tamaños, también están imbuidos en sus libros.
"Yo no escojo sus lecturas, dejo que ellos mismos lo hagan. A veces me preguntan: ¿es aburrido?, ¿tiene muchas letras? Lo que hago es contarles un poco la historia y entonces se interesan y me piden el libro". Leer artículo completo



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