viernes, 29 de mayo de 2009

Religión

El Comercio 29 de mayo del 2009
PUNTO DE VISTA

Reconciliación de la Iglesia en China
Por: Patricia Castro Corresponsal

A los dos años de la publicación de su carta especial a los católicos de China, el 27 de mayo del 2007, el papa Benedicto XVI ha pedido a la Iglesia Clandestina y a la Iglesia Patriótica, las cuales conviven aún en este país, que caminen juntas hacia el perdón y la reconciliación. Se trata del último esfuerzo del Vaticano para unificar a 12 millones de católicos chinos.

La Iglesia Católica en China se dividió en 1951, poco después de subir al poder el Partido Comunista, que desde entonces no permitió intromisiones en sus políticas de ninguna religión. Beijing rompió relaciones con Roma y los católicos en China quedaron a la deriva.

En plena crisis nació la Iglesia Patriótica, que reconoce al Papa como líder espiritual pero nombra a sus propios obispos, los cuales son ratificados por el Gobierno. Los que no se sometieron a la autoridad del partido formaron la Iglesia Clandestina con el apoyo de la Santa Sede.

Estos dos grupos de católicos chinos han vivido enfrentados entre sí. Mientras la Iglesia Patriótica goza de la aprobación del Gobierno, los sacerdotes y obispos de la Iglesia Clandestina han sufrido tortura y encarcelamiento por practicar la fe mientras el Vaticano les exigía lealtad.

En esta última década se ha producido un acercamiento entre la Iglesia Patriótica y la Santa Sede. Actualmente, hasta el obispo de Beijing, Joseph Li Shan, ha recibido un doble reconocimiento por parte del Gobierno y del Vaticano. Sin embargo, la situación no ha cambiado para los católicos en la clandestinidad, quienes en su mayoría se han negado a colaborar con la Iglesia oficial.

En un documento publicado recientemente, Roma señala que los tiempos y los estilos pueden variar conforme se presenten las situaciones locales, pero el compromiso de reconciliación no debería ser abandonado.

Ahora el Papa espera que los católicos que han vivido largo tiempo en la clandestinidad y los funcionarios eclesiásticos locales designados por el Gobierno se perdonen, ya que, según dice el documento, no se debe esperar a que se produzca una fusión estructural de las dos iglesias para que comiencen a cooperar.

Benedicto XVI ha asumido como prioridad de su papado el mejoramiento de las relaciones con Beijing, a medida que intenta unificar las dos iglesias, pero existe poca evidencia concreta de los avances en ambos campos. Para el Gobierno Chino, el tema no es prioritario, ya que el porcentaje de católicos en el país no supera el 1% de la población total.

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