viernes, 28 de agosto de 2009

Ciencias Sociales

El Comercio 28 de agosto del 2009

A 80 AÑOS DE LA REINCORPORACIÓN DE TACNA AL PERÚ

Una actitud patriótica desde el sur
Por: Eduardo Carbajal Arenas*

Si bien los tacneños celebramos con algarabía cada 28 de agosto el día de la reincorporación de Tacna a la soberanía del Perú en 1929 —al cabo de casi medio siglo de ominoso cautiverio— esta fecha tiene una simbología que va más allá de la ceremonia protocolar de la entrega de la Ciudad Heroica por parte de la administración chilena de entonces.

Es cierto que fue un día de emoción indescriptible para el pueblo tacneño, que salió a las calles a saludar a las delegaciones que llegaron de Lima. A su vez, la devolución de Tacna a su patria de siempre fue también celebrada en el resto del país con legítimo orgullo.

Pero para el pueblo de Tacna cada 28 de agosto representa la síntesis de un tiempo histórico que marcó su identidad, sus valores, su carácter, su cultura y su devenir. Porque lo que ocurrió en Tacna y Arica es un período amargamente excepcional para la historia del Perú.

Consumada la ocupación chilena luego de las batallas de Tacna y de Arica, con el sacrificio heroico de Bolognesi, comienza la larga etapa del cautiverio para los peruanos de esas dos provincias, muchos de los cuales destacaron por su arrojo y valor. Fueron casi 50 años de ocupación, sin que las administraciones peruanas gestionaran con la suficiente energía el cumplimiento del Tratado de Ancón de 1883, que dispuso que las provincias de Tacna y Arica quedarían en poder de Chile solo durante diez años y que al término de ese período sus habitantes (mayoritariamente peruanos) decidieran si querían pertenecer al Perú o a Chile.

Chile sabía que perdería el plebiscito y comenzó una campaña sistemática y “amable” por ganarse a esas poblaciones. Cuando se convence de que la lealtad de ariqueños y tacneños al Perú era indestructible, comienza la violenta etapa de “chilenización” a partir de 1901.

Cuando recién en 1925 el Perú y Chile deciden ir al plebiscito, con el arbitraje estadounidense, resulta demasiado tarde para el Perú. El proceso de “chilenización” no había logrado doblegar el espíritu patriótico de tacneños y ariqueños, pero por la fuerza sí logró cambiar la demografía en las provincias cautivas, mediante la expulsión de miles de peruanos. Siendo además ficticia parte de la masa electoral presentada por Chile, finalmente el plebiscito se declaró impracticable. El propio Pershing reconoció que le repugnaba sancionar un plebiscito “amañado”. El Tratado de 1929 decidió el regreso de Tacna a la soberanía del Perú y la penosa pérdida de Arica, donde ya habían muy pocos peruanos. En cambio, en Tacna, el pueblo fue el gran triunfador del regreso al seno de lo que se denominaba la patria invisible.

Jorge Basadre, quien participó muy joven en la comisión plebiscitaria del Perú, recuerda como testigo, en “La vida y la historia”, las “lágrimas de todas las madres, esposas, concubinas, hermanas o hijas que vieron a los suyos partir a una lejana e indiferente provincia del norte, a una extraña u hostil provincia del sur y también a la provincia por todos desconocida de la muerte; lágrimas que suscitó un simple pedazo de tela roja y blanca. Si todas ellas se hubiesen podido reunir, habrían formado un pozo muy grande donde los frívolos, los escépticos, los traficantes con el patriotismo, los que abusaron con su poder bajo la administración chilena y también, más tarde, bajo la administración peruana, hubiesen debido ir a lavar sus maldades, sus concupiscencias y sus delitos impunes…”.

Por eso, Tacna el 28 de agosto no solo celebra. También recuerda:

A los héroes de Tacna, Arica y Tarapacá.

A los sacerdotes y maestros expulsados de Tacna y Arica durante la ocupación.

A los periodistas cuyas imprentas fueron asaltadas y saqueadas y a los poetas que intentaron vanamente silenciar.

A los jóvenes que eran llevados a la fuerza a servir en el ejército chileno.

A las maestras que en las escuelas clandestinas mantenían en los niños los sentimientos de amor al Perú.

A los que fueron asesinados o malheridos por los “mazorqueros” chilenos que previamente marcaban las puertas de sus casas con cruces negras.

A las mujeres que colaboraban activamente en la labor de propaganda a favor del Perú y al mismo tiempo educaban a sus hijos en el credo de la peruanidad.

A los plebiscitarios, algunos aún vivos, que soportaron los abusos y la persecución por mantener su fidelidad al Perú.

Y a todos los peruanos que mostraron con hechos su solidaridad con Tacna y Arica en esos años de barbarie.

Esta actitud del pueblo tacneño no es chauvinista ni revanchista. Tacna lo dice en su himno: “...como ayer cobijaron revanchas, hoy cobijan ensueños de paz”. Pero sí es recordar la historia, con cierto recelo, para que no se repita. Los últimos acontecimientos con nuestros vecinos alientan esa convicción. El miércoles se informó en El Comercio sobre la ceremonia que encabezó el presidente francés Nicolás Sarkozy para conmemorar el aniversario 65 de la liberación de París de la ocupación nazi. Ese homenaje ni debilita ni incomoda las excelentes relaciones de Francia y Alemania en el marco de la Unión Europea.

(*) Vicepresidente del Club Tacna

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