lunes, 17 de agosto de 2009

Comunicación

El Dominical 16 de agosto del 2009
ACTUALIDAD

La literatura hace click
Por: Enrique Sánchez Hernani


Lenta pero segura —por lo menos eso es lo que creen sus autores— la tarea de demolición del papel impreso y de las bibliotecas formadas por libros de pulpa de celulosa endurecida con polipropileno (vulgo papel), marcha, no sabemos si indeteniblemente, pero marcha. Mientras las ferias de libros de todo el mundo celebran que sus visitantes crezcan, año a año, en algunos desvaídos guarismos, los libros digitales y las transnacionales fabricantes de los soportes de tales compilados virtuales asoman tempestuosamente.

Pero las grandes editoriales del mundo no solo debieran ver con preocupación a esas maquinejas que, en un formato metálico de un libro de 300 páginas, tan pequeñas como una notebook con pantalla de ocho pulgadas, contienen miles y miles de títulos, sino a un ogro mayor. Es el enemigo que crece como un carcoma en Internet, bajo la prédica del final del libro como soporte del pensamiento.

Conscientes de su naciente poder, en mayo de este año nomás, en Barcelona, se celebró la quinta edición del Festival de Poesía Electrónica Internacional E-poetry Barcelona 2009. Al ágape concurrieron autores e investigadores de todo el mundo, cuyo único medio de publicación es Internet. Ojo: no se trata de libros escaneados y puestos en la red en formato PDF, o autores que publican en ambos formatos. Los concurrentes son la parte dura de la literatura virtual. Aprovecharon la ocasión para presentar sus obras más recientes, a través de perfomances, espectáculos multimedia o instalaciones poéticas. No hubo ni un solo libro rondando como maltraído espectro por todo el evento.

Escritores virtuales
¿De qué estamos hablando? De la última moda literaria (no confundir con los blogs sobre literatura, con comentarios de libros impresos): la e-literature, literatura digital o literatura expandida.

No hay nombre oficial aún, pero sí centenares de cultores. Para darnos una idea basta ver la web de Blue Suburbia, el recinto de la poesía de Natalie Lawhead, donde con planos espectrales, tan oscuros como la escenografía de Ciudad Gótica, y música acorde, el usuario puede ingresar, ver una sucesión de cómic virtual y borrar, reescribir o desaparecer completamente lo escrito por Lawhead, hasta obtener la creación propia.

Este mundillo underground (¿por cuánto tiempo más?) reúne a escritores sin editorial, “performers”, artistas visuales, músicos y videoartistas que exploran la posibilidad de “otra” literatura. Algo parecido a las novelas por celular que son un furor en Japón: adolescentes que escriben sobre su vida por medio de cortos mensajes de celular. Pero no solo la poesía, el microrrelato o el ensayo ínfimo, por lo breves, son los preferidos. El argentino Hernán Casciari obtuvo virtual éxito con su novela, por capítulos, “¡Más respeto, que soy tu madre!”, aunque es un tránsfuga: cedió a imprimir en papel su éxito de computadora.

La onda ahora es crear textos nuevos a partir de lo que otros escriben, como los “cadáveres exquisitos” de los surrealistas, o hacer textos usando las artimañas de programas de computación, como lo propuesto por el sitio telepoesis.net. Esta movida se exploró también, en octubre del año pasado, en Barcelona durante el II Congreso Literario NEO3, donde sendas mesas de internautas y otros especímenes devotos de la computadora, debatieron sobre las posibilidades de las nuevas tecnologías y la posibilidad de añadir a la literatura el pos-porno, la música y las drogas.

La ola avanza
Como la moda es de temer, ya ha causado reflexiones de gente como Fernando Savater, quien ha señalado que “una cosa es leer libros y otra cosa es leer”. Y que había que desconfiar de los libros, pues “muchas personas importantes, como Aristóteles o Séneca, no tuvieron nunca en sus manos un libro tal como los consideramos hoy”. Advirtió que en la literatura “también se puedan imponer los nuevos sistemas”. La cosa es seria.

+ datos
Miren nomás. La red está llena de hipertextos (Wikipedia, una enciclopedia donde cualquiera puede agregar entradas o modificar las existentes, es una prueba exitosa). Está Daniel Link, autor de “La ansiedad”, una novela-trash escrita con mensajes de correo electrónico, chats y fragmentos de textos literarios. O Gustavo López y su “Kerés coger=Guan tu fak?”, donde los diálogos se realizan a través de e-mails, chats y recortes de diarios escaneados. Y también hay una especie de corporación de escritores virtuales que se interconectan en deusto.com/escritores. Y una internauta generosa, llamada Ariadna rc, que tiene una revista cultural en la red donde publica a los navegantes que llegan a su puerto: www.ariadna-rc.com. Pero hay más. Ante esto, las bibliotecas tiemblan, tiemblan como un papel.

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