El Comercio 4 de setiembre del 2009
PUNTO DE VISTA
Sinergia andina
Por: Diego de la Torre Empresario*
Carl Jung, el notable psicoanalista suizo, estableció en un estudio que el subconsciente colectivo de EE.UU., a pesar del predominio demográfico blanco, tenía un importantísimo componente piel roja. Por ejemplo, la representación norteamericana del héroe y su agudo espíritu competitivo son de origen indio, no europeo. Al estudiar las leyendas de las diferentes naciones pieles rojas y sus ritos se encuentra una similitud impresionante con figuras como Superman, el Capitán América y el gran empuje competitivo de sus empresas y deportistas.
Si esto sucede en la América anglosajona, imaginemos la influencia que la cultura andina ha tenido o que está latente en el subconsciente colectivo de los peruanos. Los cronistas españoles de la Conquista nos han dejado testimonios elocuentes de la grandeza del imperio incaico, en particular, en lo referente a la ética de trabajo, la ayuda mutua y su capacidad organizativa.
La sociedad incaica desarrolló una economía vigorosa que producía excedentes y un sistema de seguridad social notable, mientras que la Europa del siglo XVI padecía de profundas asimetrías socioculturales y de pobreza endémica.
La interacción de 500 años entre el mundo andino y el occidental ha enriquecido a ambas culturas a pesar de lo difícil de este proceso, tal como lo fue la presencia de 800 años de la cultura árabe en España. O en el proceso ocurrido durante la revolución Meiji en el Japón del siglo XIX, que le permitió adoptar las ciencias y los sistemas políticos de Occidente sin perder su identidad cultural, con lo que se convirtió en una superpotencia en pocas décadas.
Hoy pueden apreciarse en el Perú innumerables ejemplos de armoniosa intersección entre el mundo andino y la modernidad.
Hace muy poco, pude ser testigo de cómo una profesional peruana de origen andino enfrentó un reto sumamente difícil, liderando un equipo que consiguió resultados extraordinarios a pesar de circunstancias adversas.
Luego de conversar con ella acerca del origen de su filosofía de vida y ética de trabajo, me comentó que todo lo había aprendido en su familia, desde muy pequeña. Al pedirle que me la explicara, empezó a decir unas frases en quechua que su madre le repetía con frecuencia y transmitidas durante generaciones.
Estas frases eran: allinta ruay, que se refiere a la buena actitud, a realizar el trabajo con pasión y siempre poniendo empeño; allinta munay, quiérete bien y así buscarás el bien común; allinta yachay, estudia bien siempre, adquiere conocimientos, copia lo positivo de los demás; allinta causay, vivamos en armonía y evitemos involucrarnos en hechos deshonestos; allinta llancasun cusispa allin canapaj, todos trabajemos alegres y estaremos bien.
Sencilla, profunda y milenaria sabiduría que debemos rescatar de nuestro subconsciente colectivo para abrazar sin complejos y con alegría las herramientas de la modernidad y devolver a la civilización peruana el liderazgo que siempre tuvo.
(*) PRESIDENTE PACTO MUNDIAL EN EL PERÚ
No hay comentarios:
Publicar un comentario