miércoles, 21 de octubre de 2009

Ciencias Sociales

El Comercio 21 de octubre del 2009

PUNTO DE VISTA
El hombre que tiene en vilo a la UE
Por: Erik Struf Corresponsal
Václav Klaus es el presidente de la República Checa. Pese a ocupar un puesto casi honorífico con muy pocas atribuciones, este economista de 68 años mantiene en vilo al conjunto de 27 estados de la Unión Europea (UE) al resistirse a firmar la ratificación del Tratado de Lisboa, el texto reformador que se propone agilizar y democratizar el funcionamiento de la UE y que ya ha recibido luz verde de todos los integrantes del bloque, incluidos el Gobierno y el Parlamento checos.
Superada la oposición de los irlandeses (referéndum del 2 de octubre), los jefes de Estado y de Gobierno de la UE proyectaban reunirse este 29 y 30 de octubre en Bruselas para negociar la designación del primer presidente estable del bloque y del nuevo jefe para la política exterior de la unión, dos nuevos puestos que crea el Tratado de Lisboa, así como los integrantes de la segunda Comisión Barroso (el mandato del Ejecutivo actual expira a fines de este mes).
Klaus podría echar abajo estos planes. En lugar de estampar su firma en el documento, después de que fuera ratificado por el Gobierno y las dos cámaras checas, lo empujó, a través de senadores amigos, al Tribunal Constitucional alegando que el tratado europeo está reñido con el orden legal checo. La máxima instancia jurídica del país centroeuropeo ha anunciado que se pronunciará solamente el 27 de octubre. De declararse improcedente el recurso, Klaus estaría obligado a ratificar, pero el gobierno del premier Jan Fischer carece de medios para presionarlo a firmar sin demoras.
Para dar su brazo a torcer, el presidente checo exige una derogación parcial de la Carta de Derechos Fundamentales, incluido en el tratado, que le permita a su país protegerse de eventuales demandas por parte de la población de origen alemán expulsada de Checoslovaquia tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Desenterrar el antiguo conflicto de los Sudetes (territorio checo anexionado por los nazis) más parece una estrategia dilatoria que un argumento de fondo: Klaus es un euroescéptico pertinaz convencido de que el proyecto de integración europea carcome la libertad en el continente y centraliza demasiado poder en Bruselas. De ahí su afán por torpedear el Tatado de Lisboa. Si aguanta unos meses más con el puño cerrado, el solitario presidente checo se hará de un poderoso aliado: el conservador británico David Cameron, el cantado sucesor de Gordon Brown que ha prometido convocar a su país a un referéndum sobre el tratado si al momento de asumir el poder este sigue pendiente de ratificación.

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