lunes, 2 de noviembre de 2009

Ciencias Sociales

El Comercio 30 de octubre del 2009

PUNTO DE VISTA
Guerra del agua en Medio Oriente
Por: Virginia Rosas Ribeyro *
El informe de Amnistía Internacional (AI) sobre el acceso al agua en los territorios ocupados por Israel es contundente: 450 mil colonos judíos en Cisjordania consumen tanta agua como los 2,3 millones de palestinos. AI denuncia que “Israel se ha apropiado de grandes extensiones de las tierras palestinas con abundante agua y prohíbe a los palestinos el acceso a ellas”.
El informe hecho público por la organización de defensa de los derechos humanos, el martes pasado, es una constatación de las prácticas discriminatorias impuestas por las autoridades israelíes a los palestinos, indica el documento.
Ya en el 2006, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) había señalado, en su informe sobre desarrollo humano, que “en ningún lugar del mundo se demuestran de manera tan contundente los problemas de la gobernabilidad del agua como en los territorios palestinos ocupados”.
“La población israelí no alcanza a ser dos veces más grande que la palestina, pero su uso total de agua es siete y media veces más alto… Desde cualquier punto de vista, las disparidades son amplias”, señalaba el informe del PNUD.
La alerta lanzada por AI sirve para recordar cuán estratégico es el tema del agua en Medio Oriente, a tal punto que forma parte del estatus final de un futuro acuerdo de paz entre israelíes y palestinos, tanto como el tema de los refugiados, el de Jerusalén o el del reconocimiento de un Estado palestino.
AI señala que el consumo de agua de los palestinos alcanza apenas a 70 litros por persona al día, mientras que la OMS recomienda un mínimo de 100 litros. Los israelíes consumen 300 litros diarios.
El PNUD señala que los palestinos no tienen derechos establecidos con respecto a las aguas del río Jordán, principal fuente de aguas superficiales, por lo que las napas freáticas deben suplir estas carencias. Recordemos que Israel ocupa el valle del Jordán desde 1967 y no permite el acceso de los palestinos a sus riberas.
El informe de AI recuerda que los palestinos no pueden cavar pozos sin el consentimiento del ejército israelí. Según Fréderic Lasserre, autor del libro “Las guerras del agua”, las autoridades militares solo permiten a los palestinos cavar pozos de 70 metros de profundidad, mientras que los de los colonos pueden llegar a 350 metros.
“Aceptar las reivindicaciones palestinas significaría para Israel reducir sus reservas en más de 20%”, afirma Lasserre, lo cual resulta improbable porque esta carencia no podría paliarse ni con el sistema de desalinización que Israel lleva a cabo con tanto éxito.
Es evidente que el recurso escasea y la sequía que golpea la región amenaza con reducir aun más las napas freáticas. En ese caso, Tel Aviv tendría que importar agua como alguna vez lo hizo desde Turquía.[*] Analista Internacionalista

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