lunes, 28 de diciembre de 2009

Comunicación

El Comercio 28 de diciembre del 2009

ENTRE EL APRA Y ACCIÓN POPULAR

Ciro Alegría y su vena política
Por: Víctor Andrés García Belaunde *

En todo el país han empezado los homenajes por el centenario del nacimiento de uno de los más grandes novelistas que ha tenido el Perú, quizás el más editado y traducido. Y murió siendo diputado de Acción Popular, el 17 de febrero de 1967, a la edad de 57 años.

Nacido en la lejana Sartibamba, en la sierra de La Libertad, se trasladó muy joven a Trujillo e ingresó a trabajar en el diario “El Norte”, fundado en 1923 por Antenor Orrego y Alcides Spelucín, en el que también colaboraron Haya de la Torre y César Vallejo. Entonces se hizo aprista y estando en Cajamarca estalló una revuelta que fracasó. Tuvo que huir y fue reconocido y apresado por la policía en Paiján. Aquí empieza la cadena de padecimientos que sufre Ciro Alegría: frío, hambre, golpes, maltratos, vejaciones, todo ello lo envolvió en una novela de terror donde él era el personaje principal.

En sus memorias contaría cómo lo hacían “cantar” (hablar) atado de pies y manos y colgado boca abajo, suspendido entre la vida y la muerte. Siete meses después recuperó su libertad, pero luego viene la revolución en Trujillo, que fue aplastada por Sánchez Cerro, lo que lo obligó a huir para luego ser capturado en las inmediaciones del río Marañón, librándose de ser fusilado. Una vez trasladado a Lima, estuvo recluido hasta octubre de 1933, allí recupera su libertad por una ley de amnistía.

El 26 de noviembre de 1934 el diario El Comercio informó de un movimiento revolucionario llamado el Complot del Agustino, que fracasó. Ciro fue deportado a Chile; su estancia en Santiago coincidió con el asesinato de José Santos Chocano. Ahí se enfermó de tuberculosis, secuela de una dura, sacrificada y agitada juventud.

Luego se traslada a Estados Unidos (1941 a 1949), Puerto Rico (1949 a 1953) y finalmente a Cuba, donde fue testigo de la revolución. A su regreso definitivo al Perú, conoce y frecuenta a Belaunde, y se hace miembro de Acción Popular.

Ciro se había desligado del Apra catorce años antes y se marchó de ese partido cuando mantenía una importante cuota de poder, en época de Bustamante y Rivero, y cuando el Apra ya no sufría persecución. Se fue simplemente porque “estaba cansado de cumplir órdenes sin que tuviera oportunidad de ser escuchado”, y añadiría que “todos eran incapaces de oponerse a la dictadura de Víctor Raúl”.

Calificaba de “grande error ideológico” a la teoría del espacio-tiempo-histórico en la que se basa el Apra, y que representaba una especie de “camisa de fuerza de la mente del hombre y de sus posibilidades”.

Belaunde decía que a Ciro Alegría “no se lo arrebatamos a nadie, solo lo acogimos fervorosamente en base a una profunda identidad andina”.

Ciro nunca fue tránsfuga, no se cambió de un partido en liquidación para trasladarse a otro en el poder, dejó al Apra cuando dominaba el primer poder del Estado, y solo catorce años después ingresó a Acción Popular, partido que se encontraba en la oposición, antes de ser gobierno.

Ciro tuvo la delicadeza de renunciar al Apra sin criticarlo. Sin embargo, el Apra siempre hizo escarnio de él, inclusive boicoteando su labor parlamentaria. Diferente actitud tuvo el poeta Manuel Scorza, quien en su famoso texto “Good Bye, Mr. Haya” criticó duramente al Apra y a su líder.

En cierta oportunidad Ciro Alegría dijo: “Como no podía cambiar de ideas, cambié de partido, he ingresado a Acción Popular, sencilla y netamente, porque creo que es el partido que puede trabajar mejor en bien del Perú”.

Hoy, en cambio, comprobamos que muchos apristas, por no cambiar de partido, han preferido cambiar de ideas.
[*] Congresista Acción Popular

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