viernes, 23 de abril de 2010

Ciencias Sociales




BURDA MANIPULACIÓN HISTÓRICA
Chávez desfigura la memoria de Bolívar
Por: Héctor López M Historiador
Viernes 23 de Abril del 2010
El día 19 del presente mes, la República Bolivariana de Venezuela inició la conmemoración del bicentenario de su independencia, que se declaró formalmente el 5 de julio de 1811, para consolidarse definitivamente en los llanos de Carabobo el 24 de junio de 1821. A esta celebración, donde el presidente Chávez ha lucido sus millonarias adquisiciones de material bélico en un interminable desfile, asistieron también varios jefes de Estado como los de Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua, Argentina, etc.
El comandante Hugo Chávez ha usado la historia para distorsionarla, inventarla y manipularla con fines presentistas favorables a su régimen, tal como lo hizo en su día, entre nosotros, su admirado Juan Velasco Alvarado. Ahora resulta que Bolívar, según Chávez, era “socialista”. Para el eufórico y locuaz comandante caribeño, “un patriota tiene que ser como Bolívar, un revolucionario, un socialista”.
La bibliografía sobre Simón Bolívar es impresionante. Sobre él se han ocupado distinguidos y eruditos historiadores y se ha publicado su copioso y muy significativo epistolario. Claro está, como bien ha escrito Georges Lefebvre: “La historia no ha sido escrita una vez para siempre, pues ella no está hecha de materia muerta ni fijada una vez para siempre”. Esta es una gran verdad, pero convertir la figura de Bolívar en “socialista” es un despropósito.
El comandante Chávez ya nos tiene acostumbrados a sus excentricidades —por llamarlo de algún modo— sobre Bolívar. Preconizó la tesis que Bolívar había sido asesinado por la oligarquía, cuando hay numerosos y muy serios testimonios que murió de tuberculosis. En otra oportunidad el comandante Chávez afirmó que Bolívar —nacido en criolla cuna aristocrática— era hijo de una negra esclava, con el evidente propósito de ganarse la adhesión de las personas afrovenezolanas.
Lo cierto es que Simón Bolívar, ante la anarquía existente en la Gran Colombia, dos años antes de su muerte, llegó a pensar que podía haber sido conveniente convertir lo que hoy son Venezuela, Colombia y Ecuador, en un protectorado inglés. Venezuela y Ecuador se apartaron de la Gran Colombia y la tierra que lo vio nacer hizo de Bolívar un proscrito. Bolívar ya no pensaba sino en marcharse a Inglaterra. Su vida se apagaba rápidamente, angustiosamente. Todavía sufriría el dolor de enterarse de que Sucre, el leal Sucre, había sido asesinado. Bolívar diría: “No puedo vivir entre asesinos y rebeldes. No tengo honor entre esa escoria ni tranquilidad bajo su amenaza”.
Le quedaba poco tiempo de vida. Enjuto, febril, delirante, emprende el postrer viaje desde Bogotá a Santa Marta donde muere el 17 de diciembre de 1830. La historia lo recordará con gratitud como el Libertador, único título que aceptaba con agrado. En sus horas de amargura y desencanto, ante tantas adversidades, escribirá: “No he logrado otro bien que la independencia. Esa fue mi misión”. Chávez, pues, no tiene derecho a llamarse “continuador de la obra de Bolívar”. Entre uno y otro personaje hay una distancia sideral que no admite autoproclamados e interesados diádocos, 200 años después de la desaparición del Libertador.

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