lunes, 16 de agosto de 2010

Ciencias Sociales










ANTE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES EDILICIAS
Alcaldes limeños en la historia
Por: Héctor López Martínez Historiador
Lunes 16 de Agosto del 2010
Hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX la forma como se llegaba al sillón de la alcaldía limeña —y otras ciudades del país— era muy asendereada y dirigida desde Palacio de Gobierno entre alguien afecto al régimen de turno. Fue Fernando Belaunde Terry quien, desde su primera administración (1963-1968), hizo que los burgomaestres fueran elegidos por la voluntad popular. Honra al recordado mandatario que, en ningún momento, utilizó su alta investidura para respaldar a sus correligionarios que aspiraban a una alcaldía.
Siempre se recuerda a Nicolás de Ribera “El Viejo”, como el primer alcalde de Lima, designado por el gobernador Francisco Pizarro. Pero desde la fundación de Lima, en 1535, hasta 1857, es decir durante la trisecular etapa hispánica y la mitad del siglo XIX republicano, hubo dos alcaldes. El alcalde nombrado junto a Nicolás de Ribera, con las mismas atribuciones, fue Juan Tello. El ejercicio del cargo duraba un año. Así, por ejemplo, la elección de los alcaldes para 1536, que fueron Francisco de Godoy y Juan Mogrovejo de Quiñones, tuvo lugar el 30 de diciembre del año anterior, e iniciaron su gestión el primer día útil del año siguiente. Legalmente la corporación municipal desapareció entre 1839 y 1857. La Ley Orgánica de Municipalidades del 29 de noviembre de 1856 estableció en su artículo 21 que los alcaldes se reducían a uno y se creaba el cargo de teniente alcalde. El primer alcalde solitario limeño fue Francisco González de Prada y su teniente alcalde, Felipe Barreda. Ambos personajes no asistían a cumplir sus funciones, de tal suerte que la alcaldía la ejerció Miguel Pardo, quien era primer regidor.
El alcalde que por vez primera expuso su programa de acción local fue Manuel Pardo y Lavalle, más tarde presidente de la República. Mas no lo hizo antes de asumir el cargo sino al momento de juramentarlo. Pardo fue elegido alcalde por el presidente de la República, José Balta, el 16 de marzo de 1869, reelegido el 30 de diciembre del mismo año, para el período de 1870, y confirmado el 19 de abril de ese año. Dejó la comuna en manos de Nemesio Orbegozo el 8 de diciembre de 1870. Al jurar el cargo por primera vez, como ya se dijo, Pardo anunció que en su programa de trabajo se ocuparía fundamentalmente de tres cosas: aumentar las rentas del concejo, fundar escuelas municipales para estudios de primaria en los diversos barrios capitalinos y procuraría mejorar sustancialmente la higiene y el ornato de la capital.
Precisamente, un año antes, en 1868, Manuel Pardo fue elegido director de la Beneficencia Pública de Lima y realizó una labor extraordinaria combatiendo la terrible epidemia de fiebre amarilla que causó gran mortandad en Lima y el Callao. Junto a él trabajó con igual ahínco Manuel Amunátegui, director de El Comercio y segundo subdirector de la Beneficencia. El primer subdirector, general Isidro Frisancho, por su precaria salud casi no salía de su domicilio. Ese trágico año de 1868, en el local de El Comercio, en la calle de la Rifa se improvisaron camas para atender a 16 víctimas de la pandemia. Pardo, pues, tenía que restañar los graves daños causados por una plaga que desoló a nuestra capital.
Anecdóticamente podemos referir que la escuela modelo fundada por Pardo para la enseñanza primaria fue la de Malambo, barrio que desde 1874 se convertiría en un verdadero fortín del pierolismo hasta varios años después de la muerte del Califa, ocurrida en 1913. Como se sabe, Nicolás de Piérola fue tenaz adversario político de Manuel Pardo y también de su hijo José, dos veces presidente de la república en el siglo XX.

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