viernes, 27 de agosto de 2010

Ciencias Sociales









COMENTARIO DEL EDITOR
Miopía chilena en La Haya
Por: Juan Paredes Castro
Viernes 27 de Agosto del 2010
Lo que parecía claro tras la asunción de Sebastián Piñera parece nublarse como en los tiempos de Michelle Bachelet: el manejo de la diplomacia chilena sobre la demanda peruana por la delimitación marítima.
Ahora resulta que el canciller peruano, José Antonio García Belaunde, debe hacer de notario literal y de estilo de las comunicaciones entre Alan García y Rafael Correa cada vez que Piñera y su ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, quieren metérselos en el bolsillo, bajo el audaz supuesto de que Ecuador tendría la obligación jurídica de acompañar a Chile ante los estrados judiciales de La Haya.
Si Piñera no para en seco a Alfredo Moreno la diplomacia chilena va a mostrarse cada vez más vulnerable en la construcción de su defensa jurídica ante la corte internacional de justicia y va a pasar a depender del círculo vicioso político que generan sus propias campañas mediáticas destinadas a recrear tesis y escenarios en los que particularmente Ecuador viene a ser un convidado de piedra.
En efecto, Ecuador ha dejado de ser hace mucho tiempo la pieza diplomática intercambiable a la que Chile apelaba para redondear sus equilibrios bilaterales y estratégicos. Solo que esta vez, en el tema de La Haya, Ecuador sabe perfectamente que no tiene que meter las narices así nomás, porque de hacerlo comprometería sus intereses propios en una dirección forzada del derecho internacional.
Ya pasaron los viejos tiempos de contraposición cuando Chile sacaba ventajas coyunturales y de largo aliento de la rivalidad peruano-ecuatoriana. Desde los acuerdos de paz de Itamaraty y desde que la relación bilateral entre Lima y Quito ha dejado muy atrás los recelos históricos aquí y allá y la particularidad de Correa y García ha vuelto inmejorable la química presidencial, cualquier cosa puede esperarse de Ecuador menos verlo caer en la ingenuidad de que puede recorrer con Chile el camino de La Haya y no pasarle nada.
El Perú necesita recuadrar permanentemente los compromisos de uno y otro lado para evitar que Chile termine envenenando el sereno clima propicio que el diferendo necesita para la salud jurídica de ambos países. En esa tarea no debemos descuidar los descuidos ecuatorianos (valga la redundancia), por leves que parezcan.

No hay comentarios: