domingo, 7 de noviembre de 2010

Enfermería, Orientación y Consejería

Mi Hogar 7 de noviembre del 2010

SITUACIONES. Los abuelitos también se deprimen

Cuando nos invade la oscuridad

NADIE ESTÁ LIBRE DE DEPRIMIRSE. IDENTIFIQUE CUANDO UN ADULTO MAYOR PASAPOR UNA ETAPA DE DESASOSIEGO Y PONGA MANOS A LA OBRA
Domingo 7 de Noviembre del 2010
Hace una semana una noticia nos sacudió: una mujer de 65 años se lanzó desde el piso 12 de un edificio en Miraflores y puso fin a su vida. Hechos como estos generan una serie de cuestionamientos. Nos preguntamos si en casa no tendremos a algún familiar, tal vez de la misma edad o mayor, atravesando una depresión y aún no nos hemos dado cuenta. Nos quedamos pensando en la atención que le brindamos a los adultos mayores. Si es que valoramos su experiencia y sabiduría o simplemente los tenemos en un sofá viendo televisión todo el día.
CADA EDAD, UNA MANIFESTACIÓN
La depresión ataca a niños, adolescentes, adultos y también a adultos mayores. Cada grupo lo manifiesta de distintas maneras y así como el niño deja de jugar (ya que el juego es su principal medio de expresión) o el adulto busca negarlo llenándose de estímulos que le hagan olvidar su malestar, los adultos mayores pueden mostrar una exacerbación de ciertos comportamientos. Y así el abuelito cascarrabias puede renegar más de la cuenta y soltar reclamos como: “Claro, es que seguro ya no sirvo para nada” y añadirle un tono fatalista a sus frases, como haciéndonos saber que hay algo que lo está atormentando.

SEÑALES
La psicóloga Martha Crosby, presidenta del Instituto Peruano de Psicología de la Salud, nos brinda algunas señales para reconocer la depresión en adultos mayores: les deja de gustar aquello que antes les interesaba, pueden apartarse del resto, aislarse o volverse más irritables o intolerantes.

Otras señales, como acota la psicóloga Iris Espinoza, son: presentar problemas de sueño (duermen mucho o están despiertos más horas de lo usual), estar más sensibles o mostrar extrema frialdad, hablar reiteradamente de sus últimos días o hacer mucha evocación a una felicidad pasada, hablar constantemente de la muerte y transmitir la sensación de que se está despidiendo de quienes lo rodean.
“Pueden referirse a sí mismos como seres sin un lugar en el mundo y soltar frases relativas a que nadie lo toma en cuenta”, dice Espinoza.
Y es que la depresión en adultos mayores se produce generalmente cuando las personas han construido su valoración personal basándose en ciertos elementos antes que en su valor como personas. Esto es, sostienen su valor como personas en aspectos superficiales o materiales como el dinero o el físico. Y cuando los pierden, sienten que vivir ya no tiene más sentido.
También pueden centrarse en relaciones o afectos. ¿Qué pasa si la pareja fallece, si se divorcian, si los hijos se van de casa o si los amigos ya no están más? Sépalo: no resulta egoísta pensar en uno mismo y en encontrar nuestro verdadero valor como individuos, el cual no necesariamente debe sustentarse en un rol (ser madre o padre), una característica (el aspecto físico) o en una cuestión material (el dinero, las propiedades, etc.).

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