jueves, 3 de marzo de 2011

Ciencias Sociales






UN SOFTWARE VALE MÁS QUE LA MEJOR MINERA

Educar, el gran reto
Por: Rubén Correa *
Jueves 3 de Marzo del 2011

Hoy que en nuestro país se debate la agenda de los próximos cinco años de gobierno, es una gracia casi divina que el tema educativo esté presente en el discurso electoral.

A menudo, ciudadanos y políticos hablan del tema superficialmente: para las tribunas o con un enfoque mercantilista de venta de una imagen personal. Pero lo trascendente no es que una persona solo se eduque para hacer respetar sus derechos, lograr una mejor convivencia social o para ser un buen elector o desarrollarse profesionalmente. Se trata de descubrir un escenario más interesante para la educación.

El 2003 escribí “Los mitos de nuestro subdesarrollo”, ensayo que coincide con lo que dijo Andrés Oppenheimer en su libro “Cuentos chinos” el 2006: “Los países más ricos del mundo no son mineros ni petroleros, sino los que generan más conocimiento y lo protegen; es decir, producen inventos y los patentan en una época en la que en el mundo desarrollado todo se registra a nombre de un autor o creador que podrá vender, franquiciar, alquilar lo que creó y que recibirá los beneficios por el uso de su invención, su idea o su producto. Cuando en 10 años o más hayamos encontrado por casualidad algo relevante que patentar será demasiado tarde, habremos perdido el tren de la historia. El efecto curativo de alguna planta y el desarrollo de un medicamento o las soluciones informáticas que generen algunos pocos genios peruanos sin ningún apoyo ya estarán patentados por otros, en otros países. Aún no hemos despertado a este siglo del conocimiento, de la revolución tecnológica…”. Añado ahora, luego de ocho años: Cuando despertemos, y me refiero a una política de Estado, a lo mejor sea tarde.

Un país que no es consciente de ello no puede ser un país desarrollado. ¿Qué se requiere para alcanzar ese objetivo? Centros de investigación, apoyo al desarrollo de la ciencia y tecnología. Hoy el Estado sí puede hacerlo.

Por ejemplo, si se descubriese en el Perú, como resultado de una investigación, una medicina para el tratamiento de la diabetes o del reumatismo, podría significar más riqueza que encontrar una mina, incluso de oro. La generación de riqueza sería superior que construir o pavimentar una pista o hacer un puente. Incluso el Estado es ya socio natural por el 18% del IGV y por el 30% del Impuesto a la Renta.

Para graficar mejor la idea: el SAP (software integrado de gestión empresarial de origen alemán) facturó US$15.000 millones el 2010. Ello es más de lo que produce la mejor minera del Perú. Y eso que nuestro país es el primer productor de plata en el mundo, segundo de cobre y quinto de oro.

La pregunta de rigor es: ¿Qué falta en el Perú? ¿Es acaso bizco el Estado o el empresariado? ¿No la ven? Está en nosotros asumir ese reto. Sin complejos.

[*] Instituto Peruano de gestión Municipal y regional-Ipegem







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