ECOS DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
Madrid: La Iglesia está viva y es joven
¿Qué ha traído a cerca de dos millones de jóvenes a Madrid estos días? El anhelo de encontrar a Cristo vivo en su Iglesia y, en Él, la respuesta a sus ansias de felicidad, plenitud y sentido para sus vidas. Los jóvenes saben que la etapa de sus vidas que están viviendo les impone algunas opciones decisivas como la especialización en el estudio, la orientación en el trabajo, el compromiso que deben asumir en la sociedad y en la Iglesia. Pero saben muy bien que entre todas las preguntas que surgen en su interior las decisivas no se refieren al “qué”. La pregunta de fondo es “quién”: hacia “quién” ir, a “quién seguir”, a “quién” confiar la propia vida. Y los jóvenes saben, como bien les enseñó tantas veces el beato Juan Pablo II, patrono de la JMJ, que “solo Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios y de María, la Palabra Eterna del Padre, que nació hace dos mil años en Belén de Judá, puede satisfacer las aspiraciones más profundas del corazón humano… y que Él es también el camino de la justicia, de la solidaridad, del compromiso por una sociedad y un futuro dignos del hombre”.
Qué hermoso es también constatar estos días lo que dijo Benedicto XVI al comienzo de su pontificado: ¡La Iglesia está viva y es joven y ella lleva en sí la esperanza de la humanidad!
Recorro las calles de Madrid estos días y me lleno de esperanza al ver a tantos jóvenes, de diferentes razas, culturas, y lenguas, pero todos unidos por la fe que crea comunión y alegría. Me saludan y los saludo. Rezo y canto con ellos y me digo: ¡Gracias, Señor, por tantos jóvenes deseosos de vivir y testimoniar sin complejos y de manera coherente su fe cristiana ahí donde viven, estudian o trabajan. Si son lo que tienen que ser, prenderán fuego al mundo entero. No el fuego que destruye sino aquel que da vida y calor: el fuego de la verdad y del amor (Lc 12, 49)!
MONS. JOSÉ ANTONIO EGUREN ANSELMI, S.C.V. ARZOBISPO DE PIURA
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