jueves, 13 de octubre de 2011

General






NUEVAS TECNOLOGÍAS, NUEVAS GENERACIONES
¿Maestros los de mi tiempo?
Por: Juan J Biondi Shaw
Jueves 13 de Octubre del 2011

Mientras para algunos, Internet y el mundo de la electronalidad están produciendo seres humanos empobrecidos, los jóvenes de hoy sostienen que sus hermanos menores –ellos sí nativos digitales– son mucho más inquietos y creativos, no esperan soluciones ‘de fuera’ sino las buscan ellos mismos y –en definitiva– tienen mayores competencias y habilidades que las que tenían ellos a su edad. “A su edad, yo era casi un nerd dependiente de mis padres”, dice uno. “Mi hermano de 9 años me gana con facilidad en todos los juegos de Internet”, acota otro con no poca vergüenza. Cualquier problema que se presenta como usuario de las nuevas tecnologías (desde el simple Blackberry) lo descubre y soluciona –siempre y sostenidamente– el hermano menor.

Claro está, sin embargo, que hoy se detectan mayores índices de hiperactividad o falta de concentración en los niños de las escuelas públicas y privadas. Claro también que el hacer varias cosas al mismo tiempo –también consecuencia de la tecnología electronal– suele desconcertar al maestro de aula y constituir un problema para la actual propuesta escolar. Claro también que el mayor se sentiría más cómodo si el menor recorriese el mismo camino lleno de previsibilidades que él recorrió. Sin embargo, convendría estar atentos a estos datos proporcionados por los propios jóvenes que tienen hermanos menores y comparten una misma tecnología. Porque, aun cuando muchos pretenden negarlo, estamos ante el advenimiento de nuevas generaciones ya no signadas por lo que un filósofo como Sloterdijk llamaría ‘fuerzas inhibidoras’ sino más bien ‘desinhibidoras’. ¿No será que gran parte del llamado fracaso de nuestra escuela consiste precisamente en negar evidencias de competencias y habilidades nuevas y distintas, por seguir apostando por modelos educativos que –tal vez, solo tal vez– fueron eficientes para el mundo del ayer? Se critica mucho en estos tiempos la llamada Ley de la Carrera Pública Magisterial, basada en la meritocracia. Curioso resulta que muchos de los que realizan estas críticas saben que dos profesiones o actividades fueron asumidas por muchísimas personas por sentir que carecían de competencias para otras: una de estas profesiones fue la de maestro.

Sueldos bajos, pero estabilidad laboral; estancamiento intelectual, pero nunca evaluación; memoria repetitiva y burocrática, pero poca creatividad. Creo que estamos ante un problema serio en el magisterio. No por la ley criticada, sino porque esa misma ley mejorada (se entiende optimizada para asegurar calidad) dejará fuera a un mayor número de maestros. Creo que tenemos más de 200.000 maestros –hoy en funciones– cuyas competencias y habilidades son superadas por las de sus propios estudiantes. Muchos reclaman que la ley incorpore el desempeño en aula como factor meritocrático. Obvio que no suena mal. El problema es que esto es imposible de medir y terminarían tal vez por obtener mejores puntajes los maestros amigos de las ‘fuerzas inhibidoras’ y simplemente adaptativas (no proactivas). Porque en eso han sido entrenados. Cuidado, señora ministra. Usted ha dicho en una reciente entrevista que “el Sutep y el magisterio son una sola cosa”. Y sí lo son: una de las causas del atroz fracaso y deserción escolar que una propuesta educativa anquilosada y maestros (de)ambulantes han llevado adelante.

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