lunes, 28 de noviembre de 2011

Ciencias Sociales






COMENTARIO DEL EDITOR

Hoja de ruta ¿pero con qué tripulantes?

Por: Juan Paredes Castro
Sábado 26 de Noviembre del 2011
Al día siguiente de la primera vuelta electoral, Ollanta Humala no tuvo dudas de que con el plan estatista y autoritario que tenía bajo el nombre de “La gran transformación” no llegaría al partidor del 28 de julio del 2011.
De cara a la larga navegación política que suponía no solo remontar la segunda vuelta electoral y luego los cinco años de gobierno, Humala cambió “La gran transformación” por la hoja de ruta y, para asegurar su trayecto, puso mano firme sobre el timón de la política económica y la mejor brújula sobre su objetivo de inclusión social.
Lo que no hizo fue elegir a los tripulantes idóneos que efectivamente calzaran en la navegación elegida, excepto unos cuantos, contados con los dedos de la mano.
Quedaron en la proa tripulantes de “La gran transformación”, prácticamente mirando hacia atrás a los experimentos estatistas de Velasco o quizás mirando el presente también, pero sin ir más allá de modelos igualmente trasnochados como los de Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela y Rafael Correa en Ecuador.
Otros tripulantes que saltaron a su entorno desde embarcaciones al garete lamentablemente sujetaron su concurso a intereses de coyuntura y más temprano que tarde podrían abandonar la hoja de ruta a nombre de sus proyectos propios.
El déficit de tripulación que Humala enfrenta para cubrir con éxito su hoja de ruta reclama prioridades urgentes, desde asesores de gestión (no de márketing ni de imagen) que le aseguren articular sus decisiones presidenciales y las líneas de mando y control entre el Gobierno Central y los gobiernos regionales, hasta profesionales y operadores especializados capaces de fortalecer la autoridad y el desempeño de ministerios llamados a jugar un papel decisivo en la coronación de metas sociales.
El fin de Carlos Tapia como asesor de la Presidencia del Consejo de Ministros no supone que Humala tenga que cambiar a tripulantes de izquierda por otros de derecha, sino contar con aquellos cuyos objetivos de gobierno demandan, y no necesariamente ideologizados hacia aquí o hacia allá.
Humala tiene que considerar, con la experiencia de Tapia a la vista, que quienes hoy gozan de su más alta confianza no se conviertan, desde posiciones claves en el tablero de mando de la hoja de ruta, en detonantes de explosiones políticas irreversibles.

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