jueves, 10 de noviembre de 2011

Ciencias Sociales






PUNTO DE VISTA

El gato de despensero

Por: Carlos M Adrianzén Economista (*)
Jueves 10 de Noviembre del 2011
Las AFP están otra vez en la picota. Tal como sucedió dos años atrás, la caída de la bolsa limeña se ha reflejado en otra reducción de valor de los ahorros de los trabajadores en el sistema previsional privado. Este cuadro ha despertado nuevamente iras santas. Iras tan santas como amnésicas. Olvidan nuestro pasado –los sucesivos latrocinios previsionales registrados en nuestro país–.
Hagamos memoria. El Perú se ha inclinado hacia esquemas de reparto –supuestamente solidarios– bajo administración estatal. En todos estos casos por mala administración o asignación, corrupción o licuefacción inflacionaria, la plata de los trabajadores desapareció. Sin responsables, ni auditorías. Solo queda esa masa silente de compatriotas robados por su propio Estado. Un viejo problema que, por ejemplo, hoy trata de maquillar el minipiloto de Pensión 65.
Recordémoslo, pues, tenemos un pasado vergonzante. Pero, acordémonos, frente a esta deplorable situación, que a principios de los noventa se copió el modelo previsional chileno. Este sistema, basado en cuentas individuales de propiedad privada, no buscó nada más que el Estado Peruano no vuelva a tomar la plata de los trabajadores.
Lamentablemente, la cabra jala al monte, y pronto la burocracia local aprendió a meter la mano en estos ahorros. ¿Cómo? Dizque protegiéndolos. Con pocos instrumentos ‘aefepeables’ y la imposición de límites arbitrarios, el Gobierno ha negado la libre diversificación de los riesgos globales del fondo, exponiéndolo al riesgo de una expropiación indirecta ante una devaluación- y ha obligado a que las AFP tengan que (1) demandar soles, (2) exponerse significativamente en la BVL y (3) financiar gasto burocrático. Actualmente, los trabajadores –por imposición del Gobierno– tienen “invertidos” unos cinco mil millones de dólares cubriendo gastos estatales.
Frente a esto, la salida es simple: permitir que los dueños usen sus recursos libremente. Como esto es algo inverosímil (la burocracia difícilmente devuelve lo que toma), lo aconsejable aquí es proteger lo que queda. Es decir: eliminar el límite a las inversiones en el exterior y ofertar nuevos instrumentos, a elección del trabajador.
Esta no es plata de todos los peruanos. Esta plata tiene dueños. Si el sistema AFP hoy tiene bemoles, el responsable –el Estado Peruano– está a la vista. Que no vengan mañana a decir que decayó por alguna razón metafísica.
(*) Decano de la Facultad de Economía de la UPC

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