RINCÓN DEL AUTOR
La ecología del ser humano
Por: Martha Meier M Q *
Y es que aunque prefiramos no dedicarle tiempo a pensar sobre nosotros mismos, a indagar en los más profundo de nuestros corazones, la persona, como los ríos, el agua y los bosques, puede terminar contaminada, devastada, envenenada, irrecuperable por los vicios de una sociedad que ya no distingue el bien del mal y quiere encontrarle matices de gris a todo. “También el hombre posee una naturaleza que debe respetar y que no puede manipular a su antojo arbitrariamente”, ha dicho Ratzinger. “El hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo.
El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando escucha la naturaleza, la respeta y cuando se acepta como lo que es”.
En esa ocasión Ratzinger se refirió también a que los políticos -y, no está de más, que nuestros padrastros de la patria- piensen un poquito en lo que dijo el obispo de Roma sobre esa cata que tiene aburrida a la población de a pie, con su corrupción, su dejadez, su injusticia y sus ansias de figuración a costa de los más pobres. Enseña el Papa -lean bien y entiendan, por favor, politicastrus peruvianus- que “servir al derecho y combatir el dominio de la injusticia es y sigue siendo el deber fundamental del político [...]”. “Si se quita el derecho, el Estado, como decía San Agustín, se convierte en una gran banda de bandidos”. Que estos días de Semana Santa que se inician mañana con el Domingo de Ramos nos acerquen a nuestras propias raíces, nos ayuden a comprender que es necesario preocuparnos por nuestra propia naturaleza con el propio fervor y fanatismo que protegemos el ambiente en que vivimos y queremos mantenerlo puro, por el bien de todos. Solo así alcanzaremos la paz, individual y colectiva. “La Iglesia -nos recuerda Benedicto XVI- tiene una responsabilidad respecto a la creación y se siente en el deber de ejercerla también en el ámbito público, para defender la tierra, el agua y el aire, dones de Dios Creador para todos, y sobre todo para proteger al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo”.
[*] Editora central de Fin de Semana
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