La reforma de las AFP: qué debemos mirar
Por: Giovanna Prialé Reyes *
A continuación analizaremos gruesamente el funcionamiento de las AFP y esbozaremos tres líneas guía por tomar en cuenta para su reforma. Las AFP se basan en el ahorro individual que se va acumulando a lo largo del tiempo y, por lo tanto, las contribuciones al inicio de la vida laboral del trabajador serán la principal fuente de financiamiento de la pensión debido al efecto expansivo de la acumulación de intereses.
Se estima que los primeros diez años de aportaciones podrían explicar hasta un 60% de las pensiones. Las AFP permitirán alcanzar mejores pensiones en la medida que los trabajadores cuenten con mejores remuneraciones y mayor densidad de cotizaciones. Pero dada la movilidad del mercado laboral esta última variable resulta compleja, razón por la que la pensión se hace muy sensible a la edad de jubilación. Así reducir en un año la edad de jubilación puede afectar la pensión en un 7%.
Las AFP, a través de una eficiente gestión de inversiones, pueden lograr que las cuentas individuales de ahorro superen largamente el capital depositado. Es posible así que si la rentabilidad del fondo suba en 1% anual, la pensión se incremente en 20%.
En el Perú hoy 32 de cada 100 trabajadores declaran estar afiliados a una AFP, pero solo 14 cotizan. En enero de este año han sido más de 300.000 los nuevos trabajadores afiliados, pero de este total solo son 6.000 los independientes.
Este fenómeno, baja cobertura y pensiones modestas, se repite en todos los países, incluidos Chile, Colombia, México y Brasil. Esto sucede porque al final las buenas pensiones dependen de que haya empleo formal y una inversión profesional de los fondos.
Sin embargo, existen tres temas en los que aún se requiere trabajar fuerte. Uno: Hacer obligatoria la afiliación de los independientes y para eso se necesita invertir en una campaña de educación previsional que convenza al trabajador de la importancia de ahorrar parte de su ingreso mensual para su futuro, y diseñar productos y modalidades de cobro de aportaciones y pago de pensiones de acuerdo con los flujos de ingresos de este tipo de trabajadores.
Dos: Reducir los costos fijos de la administración de los fondos. Ello exige más cotizantes para distribuir estos gastos corrientes (oficinas, personal, etc.) entre un mayor número de afiliados y el uso de canales menos costosos para la recaudación y pago de prestaciones, como los agentes corresponsales o las oficinas de la Sunat o del Banco de la Nación en las zonas más alejadas.
Y tres: Fomentar la competencia a través de las alianzas estratégicas público-privadas (Asociación de AFP, Ministerio de Trabajo) que potencie las acciones de cobranza de empleadores morosos, reduzca los costos y plazos para la tramitación del bono de reconocimiento, constancias de estado civil y demás documentación para obtener las prestaciones. Y para que esta reforma funcione se requiere un Estado que la lidere, así el trabajador sentirá que sus derechos están protegidos.
[*] Profesora de la Universidad del Pacífico
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