Alan hizo historia, a su pesar, por Fernando Vivas
“El asilo, institución de la era romántica de la política, ha sido casi destruido”.
Fernando Vivas Periodista
“El no de Uruguay es una alerta jurisprudencial para todas las embajadas.”. (Ilustración: Giovanni Tazza)
El asilo negado a Alan García
ya es leyenda. Es insólito que tras 17 días refugiado en la casa del
embajador, le digan adiós. Una institución de la era romántica de la
política, hecha de fronteras abstractas, territorialidades metafísicas,
nobles gestos que obligan por encima de la ley de los plebeyos, acaba de
ser relativizada –casi destruida– por los expedientes de jueces y
fiscales. Alan ha hecho historia, muy a su pesar.
Aposté a que le negaban el asilo, en principio por puro ‘wishful thinking’ de patriota indignado por el trajín de García con
la imagen del Perú. Creí que, con los dos pies dentro de la embajada,
no se iba a dejar sacar. Pero los días pasaban y todo me daba la razón.
Incluso, la llamada de Vizcarra a Tabaré Vázquez, temeridad que podía
abonar la tesis alanista de la persecución, fue efectiva. Palacio y
cancillería se complementaron para que Uruguay recibiera todas las advertencias necesarias de que, si daba el asilo,
el Perú lo pondría contra las cuerdas en todas las instancias
multilaterales. Y en la relación bilateral se arriesgaba a perder el
principal destino de su sobreproducción de arroz (que no me vengan los
economicistas ortodoxos a decir que una cosa no tiene que ver con la
otra, como si no fueran los políticos los que urden el marco normativo
con el que los países hacen negocios).
Dicen que los huéspedes son como el pescado: a los tres días apestan. García fue consciente de esa lastimera condición cuando el presidente y el canciller uruguayo declararon que estaban ante una difícil decisión. Y, así como antes de pisar la residencia uruguaya,
hizo consultas infructuosas ante otras sedes, empezó a buscar traslado.
En una crónica conté que un emisario suyo hizo consultas ante Costa
Rica. Algunos políticos y colegas dijeron que eran rumores. ¡No lo eran!
El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, entrevistado por Camilo
Egaña en CNN, ha confirmado esta versión diciendo que hubo “una primera
comunicación”.
Ya se acabó la búsqueda de nuevos asilos para García. El no de Uruguay es una alerta jurisprudencial para todas las embajadas. García tiene
que resignarse a jugar entre locales y dejar a su partido –no aludido
en su declaración del lunes– en libertad para que se pliegue a una
agenda mínima de consenso parlamentario. Que no vuelva, tras el capítulo
uruguayo, a la estrategia de meter carbón al fujimorismo que, con lo impredecible que se ha vuelto, el incendio podría ser trágico.
El Poder
Judicial tendrá que ser muy juicioso para resolver los pedidos del
fiscal sin ojeriza politizada ni prerrogativas especiales. Si hay un
punto medio entre esos extremos, ahí tenemos que pararnos todos.
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