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viernes, 13 de mayo de 2016

General





Seis excusas que no te dejan avanzar en la vida

“No puedo” o “no tengo dinero” son algunas de las frases que estancan nuestras metas. Aprende cómo combatirlas con estos tips

Jueves 12 de mayo del 2016 | 19:11
Seis excusas que no te dejan avanzar en la vida
Deja atrás las excusas, pon de tu parte, y con muchas ganas y esfuerzo sigue superándote en la vida.(Foto:Shutterstock)
 
¿Sientes que tu vida no termina de despegar y que todo lo relacionado al amor o trabajo va de mal en peor? No es que no tengas alternativas, sino que frente a todo pones excusas y más excusas, ya sea por miedo o por no enfrentar lo que realmente importa.
Aquí te dejamos 6 excusas que siempre estamos diciendo para sabotearnos a nosotras mismas.
1.  "No tengo tiempo": Parece que no estamos lo suficientemente organizadas como para poner las prioridades por delante, siempre queremos dejar las cosas para después y al final aplazamos lo importante. Es hora de tomar cartas en el asunto y hacer un plan que funcione.
2. "Aún no es el momento": El miedo al fracaso o al éxito nos detienen, si no empezamos por tomar riesgos, nunca llegaremos a buen puerto. Nadie está preparado para los cambios, lo divertido es asumir el reto y aceptar los desafíos que la vida nos pone en frente. El momento puede ser ahora.
3. "No lo puedo hacer": Esta es la peor frase, el “no puedo” se graba automáticamente en el cerebro y se convierte en una barrera indestructible, tenemos que sacarnos eso de la cabeza. Nadie nace sabiendo todo, se trata de intentarlo, de practicar, de ponerle ganas y voluntad a lo que hacemos.
4. "No hay dinero": Como si unas monedas fueran más fuertes que la capacidad de avanzar en la vida, es importante sí, pero no determina los pasos que vamos dando. Si quieres algo, ve por ello y que nada, ni el dinero, ni el tiempo, ni los problemas, te detengan.
5. "No estoy hecha para esto": Si no lo intentaste, ¿cómo puedes saberlo? Las personas tenemos habilidades que podemos descubrir poco a poco, quizás te das con las sorpresa de que eres muy buena para aquello que creías imposible.
6. "Estoy sola, no tengo ayuda": De eso se trata a veces, de hacerlo sola, de tener planes, proyectos y retos personales, sin la interferencia de otros. Lo único que tienes que hacer es animarte a empezar.


martes, 14 de febrero de 2012

Ciencias Sociales






PUNTO DE VISTA

Ideas para su marca personal

Por: Inés Temple Administradora *
Martes 14 de Febrero del 2012
1. Manejar asertivamente su marca personal no es salir a promocionarse. Es gestionar su reputación en un mundo profesional donde la competencia es también por credibilidad.
2. Gestionar su marca implica impactar positivamente en las percepciones de los demás y está muy relacionada con su ética, sus valores, su palabra y la corrección de sus actos en todas las esferas de su vida. Sus acciones construyen su reputación.
3. Su reputación tiene un impacto directo en su identidad profesional y en su nivel de empleabilidad y vigencia. Uno es su marca. ¡Cuide su nombre y su prestigio con pasión!
4. Optar por no manejar su marca también lanza un mensaje y puede estar asociado con menor competitividad o poca voluntad de superación.
5. Defina una política personal de respeto a clientes, proveedores, jefes, pares y, sobre todo, subordinados. Eso incluye no ganarse enemigos gratuitos por arrogancia o descuido. Desarrolle su carisma y sea generoso en dar aceptación, aprobación y reconocimiento a quienes lo rodean.
6. Sin necesidad de caer en paranoia, recuerde la mirada de los otros: todo puede quedar colgado en You Tube o Facebook en cuestión de minutos. Monitoree su presencia en redes y mapee sus riesgos reputacionales. Sea coherente con su plan de carrera y con lo que espera de su vida: sea cuidadoso con lo que publica o dice de sí mismo.
7. Asista a eventos, expanda sus redes de confianza y desarrolle nuevas amistades –no se aísle, no hay peor pecado que desaparecer–. Mantenga sus relaciones vigentes y recuerde que es mejor interesarse en otros que parecer interesante. Y no sea elitista en su red, que no hay contacto chico.
8. En el trabajo asegúrese de saber qué se espera de usted, de exceder expectativas y de registrar siempre sus logros y resultados. Agregue valor para incrementar el valor de su marca personal. Tenga un plan de autodesarrollo.
9. No descuide su aspecto físico –todo entra por los ojos–. Cuide su apariencia y postura. Vístase con esmero, incluso cuando no está trabajando. Pregúntese si se contrataría a usted mismo. Cuide la cara que pone y su actitud en general.
10. Sea socialmente responsable y colabore con su comunidad. Hoy se valoran perfiles en los que el liderazgo se ejerce también fuera de la oficina para devolver algo de lo que la sociedad le dio.
[*] Presidenta DBM Perú y DBM Chile. Presidenta Perú 2021

martes, 11 de octubre de 2011

Ciencias Sociales




El éxito no es la causa de la felicidad, sino un efecto de esta

miércoles, 10 de agosto de 2011

Ciencias Sociales




Un Innovador Es Exitoso Cuando Se Atreve a Equivocarse

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Orientación y Consejería, Religión, Persona, Familia y Relaciones Humanas



Autor: P. Fernando Pascual Fuente: Catholic.net


Los errores
Vale la pena un esfuerzo sincero para vivir con una actitud prudente y honesta

Nos equivocamos continuamente. Al coger un frasco de sal pensando que era el azúcar. Al arruinar la leche porque la pusimos en una vasija que tenía gotas de limón. Al aceptar un regalo que parecía bueno y que no servía para nada. Al suponer que alguien era malo simplemente porque lo decía la prensa. Al fiarnos de un “amigo” que nos estaba engañando. Al dejar crecer en nuestro corazón el odio hacia una persona hasta el punto que no fuimos capaces de distinguir entre la verdad, la mentira y la calumnia. ¿De dónde vienen los errores? Muchas veces, de las prisas. Queremos llegar a un resultado y tomamos el sendero que tenemos más a mano, o que parece más fácil, o que se presenta más seguro. Las prisas se pagan caro, pues luego hay que dar marcha atrás para volver al cruce de caminos. Así perdemos un tiempo precioso que creíamos haber ganado pero que sólo desperdiciamos por culpa del apresuramiento. Otras veces, los errores vienen de una falsa perspectiva. Consideramos los asuntos, las cosas, las personas, desde un punto de vista equivocado. Entonces, no somos capaces de tener los ojos abiertos, no podemos analizar las cosas objetivamente. Al final, el prejuicio nos incita a suponer que una persona honesta era mala simplemente porque pertenecía a un partido político. O nos hace pensar que aquella oficina bancaria era segura cuando en realidad estaba a punto de quebrar. O nos lleva a la ingenuidad de dejar prestado el coche a un amigo que engatusaba con sus adulaciones y que luego se marcha lejos, muy lejos, con el coche y con mi desengaño. Muchos errores nacen de las ideas que recibimos desde los medios de comunicación social. Es cierto que la prensa “informa” y da datos. Pero también es cierto que imaginar la existencia de una prensa imparcial y seria resulta algo parecido a creer en la cigüeña como portadora de niños... Hay, ciertamente, periodistas honestos, que no escriben nada antes de haber controlado cada palabra, de haber confrontado las informaciones, de haberse cerciorado de la veracidad de los “informantes”. Pero, por desgracia, está muy de moda un periodismo que se ampara en recoger opiniones de todo tipo (en nombre del “pluralismo”) hasta el punto de dejar espacio al mismo tiempo a una persona honesta y a un sinvergüenza que calumnia y destruye la fama de inocentes. Circulan errores en la escuela, en la universidad, en la familia, en el grupo de amigos. Una idea equivocada pasa de boca en boca, de cabeza en cabeza, hasta convertirse en una moneda falsa que todos suponen verdadera. Es cierto que así uno avanzar por la vida sin que aparentemente pase nada. Pero también es cierto que llegará el día en el que alguien denuncie lo falso de una creencia, y todos se sorprenderán de que el rey haya estado desnudo tanto tiempo sin que nadie lo dijera... Entre los errores, algunos tienen consecuencias leves. No ocurre nada si por años he pensado que la capital de Bulgaria era Bucarest y no Sofía (espero no equivocarme de nuevo en este dato...). Es un error ingenuo en un simple ciudadano, pero que puede tener consecuencias más serias en casos puntuales; por ejemplo, si uno es político y muestra su incultura en un discurso público. Hay otros errores, en cambio, que se pagan muy caro. Por ejemplo, si quiero tomar la medicina de siempre y al final pongo en mi vaso el veneno para las hormigas. O si supuse que los frenos del coche prestado funcionaban perfectamente, y en la primera bajada me doy cuenta de que he sido engañado. Para prevenirnos de los errores, hace falta una sana dosis de prudencia. A veces se adquiere con el tiempo, después de muchos golpes y engaños. Otras veces se consigue desde la propia reflexión y la ayuda de los “sabios”, personas maduras y sensatas que nos permiten distinguir entre lo que es evidente, lo que es supuesto, lo que es inverosímil y lo que es una mentira llena de malicia. También hace falta una actitud de sana crítica. Crítica, ante todo, hacia uno mismo: si supongo un delito oculto en alguien que me cae mal seguramente me estoy dejando llevar por la ira y necesito un poco de sosiego. Crítica ante los demás: es muy probable que las declaraciones de esta persona, que “desenmascara” vergüenzas y delitos de otros, sean más el resultado de un odio visceral que de la objetividad serena de un hombre honesto. Sobre todo, hace falta saber tomar distancias de las cosas. No se trata de un alejamiento físico, sino de un alejamiento emocional. Algo no es verdad porque todos lo digan, ni porque está de acuerdo con “pensamiento dominante”, ni porque lo repiten los políticos y la prensa. Algo es verdad simplemente si corresponde a los hechos. Lo cual, hay que decirlo, llega a ser sabido por pocos y, por desgracia, no siempre esos pocos saben narrar los hechos de modo objetivo y sereno. Desde luego, sería también erróneo concluir que no sabemos nada de nada. Hay cosas sobre las que sí tenemos un conocimiento correcto, basados en suposiciones bien fundadas o en la experiencia de la propia vida. De otras cosas, en cambio, muchas veces tenemos sólo opiniones más o menos imprecisas. Llegará el día, tarde o temprano, que descubriremos cuánta falsedad había en ciertas creencias que albergábamos en el corazón, y cuánta verdad se escondía en otras que no supimos descubrir por falta de apertura mental. Pero vale la pena un esfuerzo sincero para que ese día no llegue muy tarde, y para vivir ya ahora con una actitud prudente y honesta. Gracias a ella será posible apartarnos de errores malévolos y acercarnos a verdades que hacen la vida hermosa, que unen a los hombres entre sí y, sobre todo, que nos acercan a Dios y a su Mensaje.