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viernes, 12 de agosto de 2016

Historia, geografía y economía






Hallazgo podría confirmar siniestra leyenda griega

Arqueólogos descubrieron en una montaña en Grecia evidencia de un posible sacrificio humano destinado al dios Zeus

Hallazgo podría confirmar siniestra leyenda griega
Según los expertos, los restos hallados en Grecia pertenecían a un adolescente. (Foto: AP)
ATENAS. Los arqueólogos han hecho un hallazgo siniestro en la cima de una montaña griega consagrada al dios Zeus, lo cual podría corroborar una de las leyendas más oscuras de la antigüedad.
Durante una excavación en el monte Lykaion, venerado como el lugar del nacimiento de Zeus, se halló -entre las cenizas de animales sacrificados- el esqueleto de un adolescente de hace 3.000 años, informó el Ministerio de Cultura de Grecia.
El esqueleto fue hallado en el centro de un altar de 30 metros de ancho, al lado de una plataforma de piedra hecha por el hombre.
Los excavadores dicen que es muy temprano para especular sobre la causa de la muerte del adolescente, pero el descubrimiento es notable porque el monte Lykaion fue vinculado durante siglos con los cultos griegos más perversos. Escritores de la antigüedad -incluido a Platón- lo relacionaron con sacrificios humanos a Zeus, una práctica que los arqueólogos muy raras veces han podido confirmar en el mundo griego y nunca en la Grecia continental.
-Oscuro mito-
De acuerdo con la leyenda, un niño era sacrificado con animales y toda la carne era cocinada junta para luego ser servida. Aquel que comía la parte humana se convertiría en lobo durante 9 años.
"Varias fuentes literarias de la antigüedad mencionan rumores de que se realizaban sacrificios humanos en el altar, pero hasta hace unas semanas no había rastro alguno de huesos humanos en el lugar", dijo el excavador David Gilman Romano, profesor de arqueología griega en la Universidad de Arizona (EE.UU.).
"Sea un sacrificio o no, este es un altar de sacrificios ... así que no es un lugar donde enterrarían a una persona. No es un cementerio", agregó Romano a la agencia AP. Un detalle muy inusual, añadió, es que el cráneo no tiene la parte superior, mientras que el cuerpo estaba colocado en medio de dos líneas de piedras sobre un eje en dirección de este a oeste, con bloques de piedra que cubrían la pelvis.
La cima de la montaña, ubicada en la región del Peloponeso, es el lugar más antiguo de adoración a Zeus que se conoce, y aun sin el elemento de posible sacrificio humano, fue un lugar donde se sacrificaron muchos animales en honor al dios.
Fuente: AP


viernes, 22 de mayo de 2015

Ciencia, tecnología y ambiente, Comunicación




Viernes 22 de mayo del 2015 | 08:00

Los secretos científicos que esconden las leyendas

Los mitos de los aborígenes australianos parecen encerrar un valioso tesoro de conocimientos


Los secretos científicos que esconden las leyendas
Las historias que hacen referencia a un tsunami parecen ser ciertas, dicen los científicos.
Los secretos científicos que esconden las leyendas
Las leyendas, como las que relatan el impacto de un meteorito, pasan por un sistema de control, para que no se vayan modificando con el tiempo.
Los secretos científicos que esconden las leyendas
Desde que los blancos se establecieron en Australia, a fines del siglo XVIII, se han extinguido más de 100 lenguas.

Los Luritja, una comunidad indígena de los remotos desiertos de Australia central, solían contar la historia de una bola de fuego demoníaca que había caído en la Tierra, proveniente del Sol, y que había matado todo lo que estaba a su alrededor.
Los locales temían que si se acercaban a esa zona, podían involuntariamente darle nueva vida a esta criatura.
La leyenda describe el aterrizaje de un meteoro en el desierto central de Australia hace 4.700 años, dice Duane Hamacher, astrofísico de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW).
El meteoro cruzando el cielo debió haber sido un evento dramático.
Cuando se desintegró, grandes fragmentos de roca rica en metales habrían caído sobre la Tierra con una fuerza explosiva, creando decenas de cráteres gigantescos.
El sitio en el Territorio del Norte de Australia, fue descubierto en los años 30 por buscadores de oro con ayuda de guías luritja y lleva hoy día el nombre de Reserva Henbury para la Conservación de Meteoritos.
Ola gigante
Hamacher, a cargo del programa de astronomía indígena de la UNSW, dice que cada vez hay más evidencia de que las historias aborígenes contienen claves sobre eventos ocurridos en el pasado lejano de Australia.
El año pasado, el investigador viajó a Victoria con el experto en tsunamis James Goff, de la misma universidad, para visitar a la comunidad Gunditjmara.
"Ellos describen una ola gigante que venía de lejos y que mató a todos excepto a quienes vivían en la cima de las montañas y, de hecho, nombran los diferentes lugares en los que la gente sobrevivió", explica Hamacher.
Él y Goff tomaron muestras de lugares entre 500 metros y 1Km tierra adentro y, en cada sitio, encontraron una capa de sedimento oceánico a dos milímetros de profundidad, lo que indica que probablemente un tsunami inundó el área hace cientos o quizás miles de años.
Las muestras requieren un análisis más profundo, pero para Hamacher el hallazgo es muy emocionante, ya que sugiere que la leyenda puede llegar a ser cierta.
A principios de año, otro equipo de investigadores presentó un estudio en el que argumentaba que las historias de los aborígenes de las costas australianas podrían "constituir observaciones genuinas y únicas" del aumento en el nivel de los mares que ocurrió hace entre 7.000 y 11.000 años.
Nick Redi, experto en lingüística de la Universidad de Nueva Inglaterra, en Australia, escribió el estudio junto al geógrafo marino Patrick Nunn, de la Universidad de Sunshine Coast.
Proceso de verificación
Las historias que analizaron -documentadas en tiempos coloniales- se refieren al incremento de los niveles del mar en las zonas costeras que antaño eran secas.
Al mirar los récords históricos del aumento del nivel del mar después del último período glacial, hace cerca de 20.000 años, pudieron contrastar las historias con las fechas.
Según Reid, el aislamiento relativo de los indígenas de Australia -que vivieron por aproximadamente 50.000 años sin interferencias culturales- y la naturaleza conservadora de su cultura, podrían explicar por qué sus historias tienen tantos detalles.
"Los aborígenes tienen creencias muy particulares sobre la importancia de contar las historias como debe ser y por la gente adecuada", dice.
También cuentan con un sistema rígido basado en el parentesco a través de generaciones -en el que participan niños, adultos y ancianos-para comprobar la veracidad de los hechos. Un método, explica Reid, que no parece usarse en otras culturas.
Este conservadurismo extremo y la importancia de la precisión pueden verse reflejados también en las pinturas sobre las rocas y en dibujos y grabados, que suelen utilizarse para complementar las leyendas orales, señala Les Bursill, antropólogo e integrante de la comunidad aborigen Dharawal de Sídney.
"Las reproducen una y otra vez, y si varían, aunque sea sutilmente, borran (los dibujos) y los vuelven a hacer", dice.
Conocimiento secreto
Bursill no cree que las comunidades aborígenes estén interesadas en compartir su conocimiento con la Australia moderna.
Los académicos no indígenas reconocen que estos sospechan de los extranjeros.
Pero Hamacher cuenta que varias comunidades se han acercado a su equipo para compartir sus historias.
Esta entrega, dice, debe retribuirse de modo que beneficie a las comunidades indígenas.
Su equipo, por ejemplo, desarrolló una serie de materiales educativos relativos a la astronomía, que ahora se usan en la enseñanza en escuelas de localidades remotas.
Todo forma parte de una tendencia creciente a reconocer que el conocimiento indígena tiene mucho que aportar a la comunidad científica.
El problema, no obstante, es que las lenguas indígenas están desapareciendo a un ritmo alarmante y eso dificulta el acceso de los científicos y otros expertos al conocimiento ancestral.
Desde que los blancos se establecieron en Australia, a fines del siglo XVIII, se han extinguido más de 100 lenguas.
Hoy día se hablan cerca de 145 lenguas (con al menos una persona que lo habla), pero, según la organización Australian Institute of Aboriginal and Torres Strait Islander Studies, cerca del 75% está en "peligro crítico".