lunes, 29 de diciembre de 2008

Ciencias Sociales, Cultura empresarial

El Comercio 29 de diciembre del 2008

ANÁLISIS ECONÓMICO
La crisis como oportunidad inclusiva
Por Juan Zegarra Salas

Apunto de arrancar el 2009, es natural esa sensación de angustia ante el real peligro de la anunciada crisis. Son meses de negros vaticinios y sonados casos de quiebres financieros los que han precedido a este nuevo año. No significa que desde los primeros días se manifieste sino que tendrá sus efectos paulatinos, probablemente en el segundo o tercer trimestre.

Pero también es el momento de las oportunidades. Para retar a este funesto ciclo corresponde tener como temas bandera la pobreza, el desempleo y la inclusión social. La idea no solo es jugarnos para que los índices macro de crecimiento no desciendan al mínimo sino impulsar esa tarea social que ha estado un poco dormida en estos dos años y medio de gobierno aprista.

Desde hace algunas semanas, Pedro Pablo Kuczynski, con sentido práctico, ha planteado que en el corto plazo vale la pena aplicar una política contracíclica, con fuerte inversión pública en pequeñas obras de infraestructura en la sierra rural. Con ello no solo responderemos a la eventualidad sino que además trabajaremos para un mejor clima social.

Del mismo modo, las pequeñas y medianas empresas merecen ser atendidas con asistencia técnica y apoyo financiero. Los bancos, por ejemplo, no pueden socavar este esfuerzo. De ellos dependerá que continúe la línea de crédito a este pujante sector y sería imperdonable que en sus planes de disminuir su tolerancia al riesgo hayan considerado ser más conservadores en sus políticas de otorgamiento de financiamiento a las pymes.

Si quitamos la minería, que irremediablemente estará sujeta a los vaivenes de los commodities internacionales, entonces nos quedamos que el Perú y gran parte de la región basan su economía en las pymes. Sería suicida en estas circunstancias no asumir su ejemplo como tabla salvadora.

Junto con esos dos elementos, infraestructura básica en las zonas deprimidas y consistente apoyo a las pymes, tendremos no solo un buen muro de contención contra la crisis sino que estará en camino, esta vez de verdad, una política para acortar la antiética brecha entre peruanos.

Esa atención en el corto plazo que nos demanda la crisis ayudará también a sentar bases para el mediano plazo, generando oportunidades para más peruanos; y en el largo plazo, para alcanzar el progreso económico con desarrollo social.

Por su parte, el Gobierno debe ser más reflexivo y no dejarse llevar por la timorata idea del ministro Luis Valdivieso que cree que hay que esperar lo peor para recién actuar. Del mismo modo, los directores del BCR, y en especial su presidente, Julio Velarde, al momento de realizar sus proyecciones y aplicar medidas deben considerar no solo sus fórmulas de gabinete sino calcular el impacto que tendrá en la gente, principalmente en los sectores vulnerables. Suponemos que Velarde no repetirá su tesis de que los pobres deberían prepararse para sembrar hortalizas para resistir la crisis.

De los antagonistas, es decir, la oposición, esperemos que no busquen tribuna fácil para levantar cada mala noticia que nos depare esta crisis, por ejemplo, despidos en sectores sensibles como la industria textil.

Hace algún tiempo, cuando el dominó financiero empezó con los créditos subprime y cundió la desconfianza en los mercados, se acuñó la frase que aquí, antes que pensar en Von Hayec o Keynes, muchos deberían sumergirse en Freud porque la raíz del problema a futuro era un asunto de psicología. Entonces, todos a quienes nos toca un papel, sea grande, mediano o pequeño, no hagamos de fatalistas con la profecía autocumplida y busquemos que la crisis termine siendo la gran oportunidad.

No hay comentarios: