
El Comercio 05 de diciembre del 2008
FILOSOFEMAS
¿Qué cosa es jugar?
Por Francisco Miró Quesada Cantuarias. Filósofo
La palabra 'juego' es polisémica es decir tiene varios significados. Uno de ellos es cuando se dice: "Este tipo me está jugando sucio". Otro es cuando aparece el término 'juego' en alguna novela o poema, como en el "Juego de abalorios" escrito por el gran novelista alemán Hermann Hesse; o cuando se hace referencia al juego de la libre competencia.
Pero la respuesta a la pregunta con que hemos titulado el presente artículo es que quienes 'juegan lo hacen para divertirse'. Por eso el juego es una actitud alegre. Quienes juegan están contentos.
El juego no solo existe entre los humanos, sino también entre ciertos animales. Por ejemplo, entre los perros y los gatos. Quien ha observado a los perros pequeños, cuando ya pueden caminar con firmeza, ve cómo se persiguen unos a otros, y tratan de morderse en la nuca. Estos juegos están motivados por el instinto de la caza y la supervivencia que heredaron de sus ancestros, pero no se lastiman, les produce un gran regocijo y puede durar mucho tiempo. En forma muy parecida, juegan los gatitos, con algunas diferencias. No intentan morderse en el cuello y su jugueteo no es tan largo. Pero como el gato es uno de los animales más lindos, es un deleite verlos jugar. El juego en los animales lo constituyen acciones instintivas primarias que les permitirán con el tiempo adquirir destrezas y perfeccionar sus habilidades.
Regresando a los hombres y mujeres, cuando son pequeños, vemos que juegan como los perros y gatos, pues se persiguen unos a otros. Así, uno de los juegos predilectos es jugar a la pega. Pero los demás juegos son diferentes. Jugar a las escondidas es uno de los más frecuentes. Esconderse tan bien que nadie pueda descubrirlo produce un gran regocijo en el niño.
La cantidad de juegos que practicamos es innumerable y, por lo menos para mí, es imposible recordarlos todos. Veamos. Uno bastante frecuente es el de las sillas. Consiste en lo siguiente. Hay una cantidad determinada de sillas, que no pueden pasar de unas ocho o nueve, a lo más diez, pero siempre hay una menos que el número de personas que intervienen en el juego. Para iniciar el juego, uno de los jugadores dice ¡ya! y todos comienzan a dar vueltas en torno de las sillas. Pasado un tiempo no muy largo, el mismo jugador dice ¡ya! y todos se precipitan a sentarse, pero siempre hay uno que sobra, y es eliminado. El juego continúa hasta que quedan dos, y uno logra sentarse, dejando al otro parado. Este juego produce una gran emoción y es muy gracioso para quienes lo contemplan.
Entre los juegos que recuerdo están los de cartas. También son muy entretenidos, salvo algunos que son muy serios, pues siempre hay excepciones, como el bridge y el rocambor. Pero el gin, el póker y el buraco son muy divertidos.
El rey de los juegos es el ajedrez. Entretiene tanto que el tiempo pasa volando. Dos buenos ajedrecistas pueden jugar, a veces, hasta más de dos horas. Como ya lo he dicho, en un artículo anterior, el ajedrez es un juego de pensamiento. Para jugar bien, hay que concentrarse y meditar, de modo que quien pierde tiene la inevitable sensación de que quien le ganó es más inteligente que él. Y como es un gran vanidoso no acepta que haya alguien más inteligente que él.
Hoy existen juegos tecnológicos, los videojuegos, con mejoras gráficas sorprendentes, que permiten juegos en tercera dimensión. La realidad virtual ha estado desarrollándose vertiginosamente y el tiempo dirá los juegos que desarrollarán los niños y jóvenes del futuro.
Como decía Montaigne: "Los juegos de los niños deberían considerarse como sus actos más serios". El juego es profundamente humano. Quien no juega de niño es porque está enfermo o porque es un taciturno cuya vida futura será siempre amargada. Jugar es tan importante que constituye una de las expresiones esenciales de nuestra vida.
FILOSOFEMAS
¿Qué cosa es jugar?
Por Francisco Miró Quesada Cantuarias. Filósofo
La palabra 'juego' es polisémica es decir tiene varios significados. Uno de ellos es cuando se dice: "Este tipo me está jugando sucio". Otro es cuando aparece el término 'juego' en alguna novela o poema, como en el "Juego de abalorios" escrito por el gran novelista alemán Hermann Hesse; o cuando se hace referencia al juego de la libre competencia.
Pero la respuesta a la pregunta con que hemos titulado el presente artículo es que quienes 'juegan lo hacen para divertirse'. Por eso el juego es una actitud alegre. Quienes juegan están contentos.
El juego no solo existe entre los humanos, sino también entre ciertos animales. Por ejemplo, entre los perros y los gatos. Quien ha observado a los perros pequeños, cuando ya pueden caminar con firmeza, ve cómo se persiguen unos a otros, y tratan de morderse en la nuca. Estos juegos están motivados por el instinto de la caza y la supervivencia que heredaron de sus ancestros, pero no se lastiman, les produce un gran regocijo y puede durar mucho tiempo. En forma muy parecida, juegan los gatitos, con algunas diferencias. No intentan morderse en el cuello y su jugueteo no es tan largo. Pero como el gato es uno de los animales más lindos, es un deleite verlos jugar. El juego en los animales lo constituyen acciones instintivas primarias que les permitirán con el tiempo adquirir destrezas y perfeccionar sus habilidades.
Regresando a los hombres y mujeres, cuando son pequeños, vemos que juegan como los perros y gatos, pues se persiguen unos a otros. Así, uno de los juegos predilectos es jugar a la pega. Pero los demás juegos son diferentes. Jugar a las escondidas es uno de los más frecuentes. Esconderse tan bien que nadie pueda descubrirlo produce un gran regocijo en el niño.
La cantidad de juegos que practicamos es innumerable y, por lo menos para mí, es imposible recordarlos todos. Veamos. Uno bastante frecuente es el de las sillas. Consiste en lo siguiente. Hay una cantidad determinada de sillas, que no pueden pasar de unas ocho o nueve, a lo más diez, pero siempre hay una menos que el número de personas que intervienen en el juego. Para iniciar el juego, uno de los jugadores dice ¡ya! y todos comienzan a dar vueltas en torno de las sillas. Pasado un tiempo no muy largo, el mismo jugador dice ¡ya! y todos se precipitan a sentarse, pero siempre hay uno que sobra, y es eliminado. El juego continúa hasta que quedan dos, y uno logra sentarse, dejando al otro parado. Este juego produce una gran emoción y es muy gracioso para quienes lo contemplan.
Entre los juegos que recuerdo están los de cartas. También son muy entretenidos, salvo algunos que son muy serios, pues siempre hay excepciones, como el bridge y el rocambor. Pero el gin, el póker y el buraco son muy divertidos.
El rey de los juegos es el ajedrez. Entretiene tanto que el tiempo pasa volando. Dos buenos ajedrecistas pueden jugar, a veces, hasta más de dos horas. Como ya lo he dicho, en un artículo anterior, el ajedrez es un juego de pensamiento. Para jugar bien, hay que concentrarse y meditar, de modo que quien pierde tiene la inevitable sensación de que quien le ganó es más inteligente que él. Y como es un gran vanidoso no acepta que haya alguien más inteligente que él.
Hoy existen juegos tecnológicos, los videojuegos, con mejoras gráficas sorprendentes, que permiten juegos en tercera dimensión. La realidad virtual ha estado desarrollándose vertiginosamente y el tiempo dirá los juegos que desarrollarán los niños y jóvenes del futuro.
Como decía Montaigne: "Los juegos de los niños deberían considerarse como sus actos más serios". El juego es profundamente humano. Quien no juega de niño es porque está enfermo o porque es un taciturno cuya vida futura será siempre amargada. Jugar es tan importante que constituye una de las expresiones esenciales de nuestra vida.
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