El Comercio 25 de mayo del 2009
PREHISTORIA Y PERSPECTIVAS DEL CONFLICTO ÁRABE-ISRAELÍ
Tras la guerra de Gaza
Por: Helmut Dahmer Filósofo
La reciente guerra asimétrica del Ejército israelí contra el régimen de Hamas en Gaza ha quedado saldada con más de 1.300 víctimas (25% eran civiles). Un acuerdo entre árabes —los del territorio israelí, los que habitan en las zonas ocupadas desde 1967 por Israel y los de los países vecinos— parece hoy más lejano que nunca. Los “ganadores” de la guerra son los halcones de ambos lados que ahora dictan la pauta. Tan solo políticos desorientados balbucean frases como “proceso de paz”. Prefieren insistir en el maquillaje a afrontar con seriedad el perenne conflicto del que son expresión actual los ataques de Hamas y las acciones punitivas israelíes.
Todo lo que nos desconcierta y asusta en esta guerra ha sucedido ya en repetidas ocasiones en Palestina o en sus alrededores, y se reproducirá de similar manera. Precisamente esta experiencia de déjà vu nos permite una comprensión de sucesos que, de otra manera, caerían incomprendidos en el olvido. La percepción de un asunto conocido en lo supuestamente nuevo, nos proporciona una pista de algo que se manifiesta en eventos impactantes y que perfora el manto de las ideologías. Este rastro nos conduce de los levantamientos y pogromos árabes de los años veinte y treinta, a la Intifada y a los atentados suicidas y de proyectiles de nuestros días. En el otro lado, de las acciones terroristas del Irgún (Begin), pasando por la masacre de Deir Yassin y las invasiones del Líbano, arribamos a los bombardeos de Gaza.
Palestina es desde hace un siglo el escenario de un conflicto en permanente agudización. Se enfrentan los emigrantes que construyen su nación y los nativos que se defienden contra aquellos. En el contexto de esta lucha defensiva, los autóctonos también han edificado paulatinamente una nación. La disputa entre dos etnias emparentadas, con creencias diferentes, gira alrededor de un territorio diminuto.
Se trata de un trozo de costa mediterránea, disputado desde la antigüedad, que constituye la punta sur occidental de la “fructífera” medialuna. Es un enfrentamiento por la tierra, el agua y otros escasos recursos naturales. Es una contienda entre formas de vida diversas y por el predominio de uno sobre el otro.
Intelectuales como Hess, Pinsker y Herzl diseñaron en la segunda mitad del siglo XIX el proyecto de una autoliberación judía, mediante la creación de un Estado propio, en la “tierra prometida”. Actuaron tras haber sufrido las minorías judías durante siglos —sobre todo en estados cristianos— innumerables masacres y expulsiones. En tanto la forma de vida judía no era tolerada a la larga en ningún lugar, habría de convertirse en la norma, en un territorio a conquistar.
Animados por la esperanza de un Estado judío moderno, decenas de miles huyeron a Palestina desde los años ochenta del siglo XIX, a la cabeza de las víctimas de los pogromos de la Rusia zarista. Decidieron no esperar más el advenimiento de una sociedad más tolerante.
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